Lectura
del santo evangelio según san Lucas 12,54-59
En aquel
tiempo, decía Jesús a la gente: «Cuando veis subir una nube por el poniente,
decís en seguida: "Chaparrón tenemos", y así sucede. Cuando sopla el
sur, decís: "Va a hacer bochorno", y lo hace. Hipócritas: si sabéis
interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el
tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer?
Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por
llegar a un acuerdo con él, mientras vais de camino; no sea que te arrastre
ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la
cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último céntimo.»
Reflexión
del Evangelio de hoy
El bien
que quiero hacer no lo hago
En el
texto de San Pablo aparece la eterna lucha entre el bien y el mal que se da en
nuestro corazón y que se traduce en comportamientos no deseados en la mayoría
de ocasiones. Es el reconocimiento de nuestra fragilidad frente al espíritu del
mal que nos coacciona para no cumplir la Ley de Dios, a pesar de que la
reconocemos como nuestro referente de vida. Es esta una realidad que a diario
experimentamos: a veces con resignación, a veces -menos mal- con tristeza, con
coraje por no haberlo podido evitar… Y no nos damos cuenta de que en realidad
solo nos guiamos por nuestros propios medios, sin contar con ese Dios en que
decimos creer.
En este
planteamiento tenemos que ser conscientes de que la Ley en sí no es nada si no
está impregnada del Espíritu. Si solo “cumplimos” la Ley no somos mejores que
los fariseos hipócritas que tanto critica Jesús. El cristiano no nace solo de
la carne y la sangre. Dios nos ha dado el Espíritu Santo en Cristo Jesús y es
Él quien puede transformar nuestra fragilidad y superar esa aparente dicotomía
entre el bien y el mal. Él actúa en nosotros y nos impulsa, desde lo más
auténtico y libres que somos, a vivir y hacer nuestra la Ley que el Señor ha
marcado con Amor en nuestro corazón.
¿Cómo no
sabéis juzgar lo que se debe hacer?
El
Evangelio nos sitúa en unos discursos sobre la radicalidad del seguimiento y la
inminencia del Reino que Jesús plantea a sus discípulos y esa frase inquietante
de “He venido a prender fuego en el mundo” que tantas reminiscencias
dominicanas posee. Ante Cristo hay que decidirse, no valen las medias tintas: o
se está con Él o contra Él.
El texto
que hoy se proclama es precisamente una invitación universal a tomar conciencia
de la realidad que nos rodea y percibir, más allá de lo accidental o aparente,
lo que está en juego. Dios ha irrumpido en la historia en la Persona de Jesús y
sus contemporáneos no son capaces de ver, más allá de la realidad, su verdadero
sentido: la Salvación, el Reino… Miramos al cielo y nos quedamos bien anclados
en nuestros intereses mundanos.
El último
párrafo es una llamada a la necesaria reconciliación con el Dios de Jesús y
nuestros hermanos los hombres y hacerlo mientras caminamos en esta vida, no
esperar a la muerte y el más allá. El Reino ha comenzado ya y con él, nuestra
eternidad con Dios. Y se me aparece la imagen del Buen Ladrón reconociendo a
Jesús en la postrer agonía, cuando todo parecía un fracaso. El perdón y la
reconciliación son un signo de Salvación pero que las más de las veces no
queremos ver como tales. Cristo, en la cruz, perdonó de corazón a sus enemigos,
reconcilió al Buen Ladrón, pero prácticamente nadie, ni siquiera los suyos, vio
más allá de la tormenta que amenazaba el Calvario.
Es
necesario pedir al Señor que nos ayude a “ver” con sus propios ojos. En
realidad esa es la fe auténtica que encuentra sentido incluso cuando todo a
nuestro alrededor parece desmoronarse. Que, movidos por el Espíritu,
discernamos como Iglesia los signos de Salvación que el Señor nos presenta en
este nuestro mundo tan amenazado por las fuerzas del mal y que podamos ser
signos de esperanza y de Verdad.
¿Cómo
vivo en mí la lucha que confiesa San Pablo entre el mal y el bien?
¿Percibo
señales de “Salvación” en el tiempo presente o más bien lo veo todo bastante
negro?
¿Soy
capaz de reconciliarme de corazón con quien me ha hecho daño o prefiero mejor
la “justicia de los hombres?
D. Carlos José Romero Mensaque,
O.P.
Fraternidad “Amigos de Dios” de Bormujos (Sevilla)
Fraternidad “Amigos de Dios” de Bormujos (Sevilla)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/25-10-2019/
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