Lectura
del santo evangelio según san Mateo 11,28-30
En aquel
tiempo, exclamó Jesús: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y
yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de
corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi
carga ligera.»
Reflexión
del Evangelio de hoy
El nombre
de Dios
En la
cultura de aquel tiempo era importante conocer el nombre. Poner nombre
significaba tener dominio sobre lo nombrado. En la creación Dios había dejado
que el hombre pusiera nombre a las cosas. Moisés no podía presentarse ante el
pueblo sin decirles en nombre de quién lo hacía. Lo primero que iban a hacer
era preguntárselo. «¿Qué les respondo?».
Dios le
da dos descripciones para usar: «Soy el que soy», y «el Señor, Dios de vuestros
padres, el Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob». Ambas terminan con
las palabras «me envía a vosotros».
Ninguna
de las dos formas significa propiamente un nombre. ‘Soy’ es una existencia que
tenemos que interpretar contextualmente cuando luego desvela el contenido del
mensaje que Moisés debe llevarles: estoy observando cómo os tratan en Egipto y
he decidido sacaros de la opresión y llevaros a otro país. Soy toma entonces
perspectivas de futuro y el que es viene a ser el que será, el que actuará
llevando adelante su liberación.
A la vez
es también el Dios del pasado, de sus padres. No solo actuará; ya ha actuado en
la historia de ese pueblo, ya hizo otras promesas anteriores, ya se cumplieron
y engendraron nuevas expectativas y promesas. No es un advenedizo. Ese pueblo
sabe que su palabra ya ha sido probada, es confiable.
Cristo
nos dio a conocer la Trinidad de Dios y quienes creemos hemos sido bautizados
en su nombre; también en ese nombre nos santiguamos, somos perdonados en la
reconciliación y recibimos el saludo eucarístico y la bendición. Tenemos
experiencia de “el que es”, porque ya fue (así nos lo han transmitido padres,
catequistas, la Iglesia…), porque sigue siendo hoy (cuando le aceptamos como
Señor y guía), y porque esperamos que será (cuando sigue quebrando esclavitudes
nuestras y de otros, y nos ofrece no ya una tierra sino una vida eterna). Son
razones para proponernos que la vida de los que creemos en Dios sea más un
testimonio de su Nombre. Y el mundo en que vivimos lo necesita.
Descansarnos
en Dios
Sacar a
Dios de la vida –tanto privada como pública– no parece que esté produciendo más
libertades, una vida más humana, un mundo más igual, más justo. Siguen siendo
muchos los cansancios y los agobios, incluso más y mayores. Brechas que crecen
en la distribución de la riqueza; flujos migratorios por motivos políticos o
económicos para los que no se encuentran respuestas justas y humanitarias;
competitividad insolidaria que marca la cultura actual; son realidades que no
dejan lugar a encontrar alivio.
Jesús nos
dice palabras que son muy consoladoras: «Venid a mí», «aprended de mí». No son
paternalistas, quien nos las dice marca para seguirle un nivel de exigencia
alto que incluye renuncias y cruz. Pero vienen de alguien que va por delante de
nosotros en nuestro mismo camino, o mejor, que nos sale al camino y comparte
nuestros agobios y cargas con humildad de corazón. Alguien que observa el trato
que muchos reciben en las esclavitudes de hoy y decide actuar.
La forma
de hacerlo es desconcertante: mansedumbre y humildad de corazón. Es lo que nos
propone «y encontraréis descanso para vuestras almas».
Necesitamos
mucho de personas así. Que no carguen a otros, sino que compartan sus cargas.
Que no los miren con superioridad, sino que los acojan e integren. Que, más que
apropiarse, comprendan la hipoteca social sobre los bienes. Que lloren con el
que llora y rían con el que ríe. Que consuelen. Que escuchen. La carga es más
ligera cuando entra en juego el amor. Y el amor es precisamente el nombre de
Dios.
Fray José Antonio Fernández de
Quevedo
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/18-7-2019/
No hay comentarios:
Publicar un comentario