miércoles, 17 de julio de 2019

Evangelio del día, 17-07-2019 (Decimoquinta Semana del Tiempo Ordinario)


Lectura del santo evangelio según san Mateo 11,25-27
En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.»
Reflexión del Evangelio de hoy
El clamor de los israelitas ha llegado a mí
Comenzamos a leer hoy el relato del libro del Éxodo que
presenta a Moisés recibiendo la llamada de Dios, que le envía a realizar una misión. Es una pena que el texto esté cortado, porque se trata de una maravillosa descripción de nuestros “tira y afloja” con Dios, de nuestras resistencias, de las excusas lógicas y razonables que sabemos darnos para soslayar una irrupción de Dios en nuestra vida que desborde nuestros esquemas, nuestros planes, nuestras seguridades. No hay respuesta de Dios que le parezca suficiente a Moisés para sentirse seguro y ponerse en marcha.
Tres subrayados en el texto que escuchamos hoy:
La presencia de Dios. Moisés no sabe lo que ocurre pero Dios le advierte de que sólo con los pies desnudos debe entrar en contacto con esa tierra que la presencia de Dios ha convertido en sagrada. ¡Nuevos horizontes se abren ante nosotros! La presencia de Dios en lo creado, yo diría que sobre todo la presencia de Dios en el ser humano, nos invita a vivir en una dinámica del “cuidado”, aprendiendo cada día a “descalzarnos”.
Dios ha escuchado la queja de su pueblo. No he encontrado una frase que exprese mejor lo que podríamos llamar la “toma de partido” de Dios por los oprimidos, que la que nos decía uno de nuestros profesores de teología (Luis González Carvajal): “De Dios tuvimos noticia con motivo de una reivindicación laboral”. La gran obra salvífica de la liberación de Egipto se está iniciando aquí, con un Dios que escucha el clamor del pueblo oprimido. Este es el primer gran relato de salvación de la Escritura.
A la primera dificultad que Moisés opone al envío, Dios responde de manera verdaderamente extraña: le va a dar una señal que aparecerá sólo cuando ya haya cumplido la misión. Los biblistas tratarán de encontrar una solución a esta propuesta paradójica, pero para nosotros… ¡lo pone realmente difícil! ¿Apelación a una confianza plena que, sin seguridades, se pone en camino?
Hoy sería precioso dejar resonar interiormente el relato completo del Éxodo, tratando de descubrirnos a nosotros mismos en nuestra relación con Dios.
Gracias porque has revelado estas cosas a la gente sencilla
Jesús viene de una situación de confrontación dolorosa. No es comprendido, no es aceptado. Los “importantes” de la sociedad del momento se cierran a escucharle, no pueden aceptar sus propuestas…
De pronto Jesús estalla en una gozosa acción de gracias al Padre. Confiesa que Dios ha elegido a los sencillos para revelarles lo esencial, lo verdaderamente importante sobre Dios y su propuesta de un Amor que desborda nuestra capacidad de imaginación, de un Amor que libera, que sana, que salva.
Y, efectivamente, si nos detenemos a pensarlo y a “sentirlo” esa es la más maravillosa noticia que el ser humano puede recibir. Sólo que a veces nos gusta estar entre los “sabios y entendidos” y esa revelación se nos desdibuja un poco, porque creemos “saber” lo suficiente sobre Dios y su salvación. Y así nuestros oídos, nuestra mente, nuestro corazón, no se abren a Él con la alegría ilusionada de quien espera al Dios que es novedad cada mañana y cada tarde de nuestra vida.
Y no tenemos la opción de engañarnos. “Nadie conoce al Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo ha dado a conocer”. Conocer a nuestro Dios es asumir que todo cuanto sabemos de Él lo sabemos a través de Jesús. La interminable búsqueda de Dios que jalona la historia de la humanidad puede sernos de gran ayuda, pero nuestra fe se ciñe a “lo que el Hijo nos ha dado a conocer” con sus palabras, sus gestos, su vida, su muerte, su resurrección.

Hna. Gotzone Mezo Aranzibia O.P.
Congregación Romana de Santo Domingo
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/17-7-2019/

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