Lectura
del santo evangelio según san Mateo 10,24-33
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Un discípulo no es más que su maestro, ni
un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro, y
al esclavo como su amo. Si al dueño de la casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto
más a los criados! No les tengáis miedo, porque nada hay
cubierto que no llegue
a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de
noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al oído, pregonadlo desde la
azotea. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el
alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden
un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo
sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la
cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre
vosotros y los gorriones. Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo
también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante
los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo.»
Reflexión
del Evangelio de hoy
Se reunió
con los suyos
Esta
primera lectura nos habla, en primer lugar, de las indicaciones que dio
Jacob a sus hijos sobre el lugar en el que le debían enterrar. Les pide que le
entierren junto a sus antepasados Abrahán, Isaac. Su deseo tenía una clara
intención: “Reunirse con lo suyos”. En el tiempo de estos patriarcas, se
pensaba que la muerte era el final de la vida, la resurrección no estaba en su
horizonte. La única manera de reunirse con “los suyos” era ser enterrados en el
mismo lugar. Los cristianos, los seguidores de Jesús, el que resucitó al tercer
día y el que nos promete a nosotros la resurrección, no necesitamos ser
enterrados en el mismo lugar de nuestros padres para estar con ellos. La
resurrección que nos promete Jesús nos llevará a estar con ellos en el cielo,
en el reino de Dios.
Otro tema
es el de las relaciones de José con sus hermanos. Aquí entra hacer el mal,
hacer el bien, el perdón o no perdón ante las ofensas recibidas. José,
reconociendo el mal que sus hermanos le hicieron, les otorga de corazón el
perdón que le piden y les trata no como siervos sino como lo que son, sus
hermanos. En José, guiado por Dios, el bien vence al mal, el perdón a la
venganza. Los seguidores de Jesús sabemos que tenemos que andar el mismo camino
que Jesús vivió y predicó. Ayudados por él, lograremos que el amor venza
siempre al odio, el bien al mal, el perdón a la venganza. El único camino para
vivir con sentido y con gozo.
No les
tengáis miedo
Jesús,
como buen Maestro, da unas cuantas instrucciones a sus apóstoles. Hay una
indicación general. Les dice que, en su trato con los demás lo que le ha pasado
a él les va a pasar a ellos. “Un discípulo no es más que su maestro…”.
Por lo tanto, les espera de todo: gente que les aceptarán y gente que no les
recibirán y a muchos de ellos les matarán como al mismo Jesús.
Pero él
intenta consolarles y darles ánimo para que cumplan su misión de predicar el
evangelio. “No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el
alma”. Es lo mismo que nos dice a sus seguidores de cualquier tiempo. Nos puede
ir mal en lo exterior, ser mal recibidos, ser tratados mal, ser calumniados…
hasta padecer la muerte. Pero nada ni nadie nos puede matar el alma. Es decir,
nada ni nadie nos podrá separar del amor que Cristo Jesús nos tiene, el que nos
acompaña en todos los instantes de nuestra existencia hasta el encuentro
definitivo y gozoso con él después de nuestra muerte. La victoria la tenemos
asegurada.
En este
misma línea, nos indica que nuestro Padre Dios, el que nos conoce a fondo y se
preocupa de nosotros y tiene contados hasta los cabellos de nuestra
cabeza, cuida siempre de nosotros. A pesar de las turbulencias que
podamos sufrir en nuestra vida, nuestro Padre Dios y Jesús están de nuestra
parte. Estamos en buenas manos.
Fray Manuel Santos Sánchez
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/13-7-2019/
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