Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,9-13)
En
aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al
mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme.»
Él
se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos
publicanos y pecadores, que habían acudido, se
sentaron con Jesús y sus
discípulos.Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?»
Jesús
lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos.
Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no
sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los
pecadores.»
Reflexión del Evangelio de hoy
Dad gracias al Señor porque es bueno
En
este pasaje vemos dos actitudes en Abraham. Por una parte, reconoce que no está
en su tierra, que Dios lo ha llevado hasta ahí, y que esta tierra pertenece a
su pueblo. Por otra parte, vemos la confianza que tiene Abraham en Dios: Él lo
ha llevado hasta ese lugar y proveerá de lo necesario. Y en este momento, lo
necesario para su hijo, es tener esposa. Ella lo librará del dolor por la
muerte de su madre. Manda a su mayordomo a por esposa para su hijo a su patria,
pero acepta y respeta su voluntad. “Si no acepta, libra al sirviente del
compromiso”.
Vemos
en estas actitudes una confianza activa en la providencia. Abraham siempre está
en camino, confía en Dios, sabe que Él es su guía, pero no por eso deja de
caminar, de actuar con justicia, y sobre todo con fe en que Dios le dará a él y
los suyos lo que necesiten en cada momento.
Hoy
la Iglesia nos invita a reflexionar sobre en quién tenemos puesta nuestra
confianza, de quién nos fiamos, ¿de nuestras fuerzas? ¿de nuestra inteligencia?
¿de nuestro buen juicio y criterio? ¿de los que nos rodean?...
Todo
esto son regalos de Dios que nos sirven para vivir, y ante todo ver en ellos la
mano de Dios, y poder decir con el salmista “gracias, Señor, porque eres bueno,
porque es eterna tu misericordia”.
Misericordia quiero y no sacrificios
Mateo,
un recaudador de impuestos, alguien ajeno a las costumbres del pueblo de
Israel, de mala fama… y Jesús se fija en él, y le invita a seguirle, a comer
con Él, a participar de su vida.
Es
lógica la reacción de los publicanos. No entienden que Jesús se mezcle con
tales personajes, pero Jesús no ha venido a curar a los sanos, a los buenos, a
los cumplidores de la ley, sino a los apartados del Reino.
Y
nos da una lección para nuestra vida. ¿Somos de los que se preocupan mucho del
cumplimiento y hacemos todo lo que nos pide la Iglesia? Vamos a misa todos los
domingos, quizá todos los días, hacemos los ayunos que nos mandan, cumplimos
todos los mandamientos, tanto de la Iglesia como los de Dios, incluso ayudamos
en diferentes organizaciones… Todo esto está muy bien, esto agrada al Señor, y
nos ayuda a vivir nuestra fe.
Pero
hoy se nos pide un paso más: tener misericordia, compasión, que no es otra cosa
que compadecerse nuestro corazón con las personas que se cruzan en nuestro
camino, llevarlas a Dios, y ser capaces de mezclarnos con ellas. Una buena
invitación a unirnos a Jesús y caminar como Él caminó. Así los preceptos se
cumplirán como a Dios le gusta, amando.
Dña.
Rosa María García O.P. y D. José Llópez O.P.
Fraternidad Laical de Santo Domingo de Torrent, Valencia.
Fraternidad Laical de Santo Domingo de Torrent, Valencia.
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/5-7-2019/
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