Lectura del santo evangelio según san Mateo
22,1-14
En
aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos
sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «El reino de los cielos se parece a un
rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los
convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados,
encargándoles que les dijeran: "Tengo
Reflexión del Evangelio de hoy
Os
daré un corazón de carne
Dios
es Dios, no es como los hombres. Dios es amor y no sabe más que amar. Los
hombres sabemos amar y lo contrario. Pero Dios siempre es fiel a su entraña más
íntima, al amor. Hace una alianza de amor con su pueblo. El pueblo no es fiel a
ese pacto. Da la espalda a Dios y se va detrás de otros dioses. Pero Dios no
dejará de amar a su pueblo. Le recordará sus fallos, se enfadará con él, pero
siempre guiado por el amor. Más allá de su enfado hará todo lo posible para que
el pueblo vuelva a él, vuelva al pacto de amor que han sellado. “Derramaré
sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e
idolatrías os he de purificar”. Y no se contentará con lavar sus delitos. Les
va a cambiar el corazón, su corazón de piedra por uno de carne, que sepa amar,
y les regalará su espíritu para que impulsado por él sean capaces de seguir sus
indicaciones y preceptos que les llevará a vivir en el amor y la alegría.
“Vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios”.
Invitados
al banquete de Cristo Jesús
Nos
encontramos con una parábola de difícil interpretación en todos sus detalles,
en los que no podemos entrar en estas pocas líneas: la reacción fuerte del rey
ante los que no quisieron aceptar su invitación, el castigo intenso del que
entró sin el traje de fiesta…
Pero
sí queda patente la invitación del rey a su banquete, tanto a los primeros
llamados como a los segundos. A la vista de la predicación y vida de Jesús,
podemos afirmar que Jesús invita al banquete de su amistad a todos, la
invitación al reino de Dios por él predicado es universal, a todos ofrece el
regalo de que Dios sea su Rey y Señor. Jesús invita a este banquete porque sabe
que ahí está el camino de salvación para todo hombre de todos los tiempos, ahí
encontrará cualquier hombre el camino de vivir con sentido, con esperanza, con
alegría. Los hombres tenemos la capacidad y la libertad de aceptar el regalo de
Jesús o de rechazarlo.
Santa
Rosa nació en Lima en 1586 y murió en 1617. Fue canonizada en 1668, siendo la
primera santa del continente americano. Desde muy joven siguió a Cristo Jesús,
como a su único Maestro y Señor, ante cierta oposición de sus padres. A
los veinte años entró en la tercera Orden de Santo Domingo. Tuvo una intensa
vida de oración. Principalmente, el pueblo peruano la tiene una gran
devoción.
Fray Manuel Santos
Sánchez
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/23-8-2018/
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