martes, 14 de agosto de 2018

Evangelio del día, 14-08-2018 (Decimonovena Semana del Tiempo Ordinario, Año Par)


Lectura del santo evangelio según san Mateo 18,1-5.10.12-14
En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?»
Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: «Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial. ¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en el monte y va en busca de la perdida? y si la encuentra, os aseguro que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños.»


Reflexión del Evangelio de hoy
Los sentimientos pertenecen a la esencia de lo que somos. En gran parte somos nuestros sentimientos. Del más fuerte de ellos, el amor nos pide y nos pedirá cuentas Dios. Hemos de aplicarnos a escuchar la palabra de Dios. Pero no sólo nos ha de informar y formar, sino que nos ha de producir agrado, nos ha de saber a miel, como el rollo con la palabra de Dios que come Ezequiel, según la primera lectura. Desde ese gusto por la palabra de Dios hemos de proclamarla. Incluso aunque incluya contenidos que incluyan dolor, sean “lamentos y ayes”.
Sentimiento de alegría produce en el pastor el encuentro del oveja perdida, se alegra más por ella que por las noventa y nueve que han permanecido en el redil: es la alegría del pecador arrepentido que vuelve a Dios, a la comunidad. Sentimiento de alegría, de cariño de Jesús hacia el niño que propone como modelo: ser como niño, acoger al niño es asegurarse el reino de los cielos. En el niño está la naturaleza humana sin poder, sencilla, pura, y eso es lo que hay que amar y apreciar: a la persona humana, por encima de sus cualidades. “Por mucho que valga un hombre, nunca tendrá un valor más alto que el de ser hombre” (Antonio Machado, “Juan de Mairena”). Comprometerse afectivamente con el ser humano, sólo por serlo, como hizo Jesús, es lo que nos conduce al reino de los cielos.

Fray Juan José de León Lastra
Convento de Ntra. Sra. de Atocha (Madrid)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/14-8-2018/

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