viernes, 17 de agosto de 2018

Evangelio del día, 17-08-2018 (Decimonovena Semana del Tiempo Ordinario, Año Par)


Lectura del santo evangelio según san Mateo 19,3-12
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: «¿Es lícito a uno despedir a su mujer por cualquier motivo?»
Él les respondió: «¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: "Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne"? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»
Ellos insistieron: «¿Y por qué mandó Moisés darle acta de repudio y divorciarse?»
Él les contestó: «Por lo tercos que sois os permitió Moisés divorciaros de vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Ahora os digo yo que, si uno se divorcia de su mujer –no hablo de impureza– y se casa con otra, comete adulterio.»
Los discípulos le replicaron: «Si ésa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse.»
Pero él les dijo: «No todos pueden con eso, sólo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos por el reino de los cielos. El que pueda con esto, que lo haga.»

Reflexión del Evangelio de hoy
Hice alianza contigo y fuiste mía  
Todo el capítulo 16 del profeta Ezequiel es una interesante alegoría de Jerusalén. Usa el simbolismo conyugal para manifestar las relaciones  de Yahvé con su pueblo Israel. Sigue así la tendencia marcada previamente tanto por Oseas como por Jeremías. La esposa significa a Jerusalén, en tanto que Dios es el que desarrolla el oráculo. Y así, entre imágenes coloristas y alusiones acertadas a sus anteriores etapas históricas, en las que el profeta afirma que Israel se apartó de la fidelidad a Yahvé desde el principio, y sabedora del origen de sus regalos y aparente prosperidad, no caía en la cuenta que la alianza y su cumplimiento es un don total del Señor su Dios. El comportamiento de Israel es insensato, aspecto más que probado por los obstinados adulterios que lo apartan una y otra vez de la cercanía de Yahvé. Israel tuvo un origen pagano y sus raíces son muy humildes, cual joven cananea, y no hubiera sobrevivido si Dios no la hubiera mirado con enorme piedad; este dato marcó su vida y fue la energía necesaria para su crecimiento y madurez. En tal momento, Yahvé establece una alianza con Israel, cuya imagen más acabada es el pacto matrimonial que, por medio de Moisés, Dios sella con su pueblo. Pero no oculta el profeta su decepción al indicar el contraste entre la actitud de Dios con su pueblo y la de éste –la mujer amada- para con su Dios; éste reparte con generosidad sus dones, pero ella se va con otros amantes –dioses- y dilapida los dones de Dios
Al principio no era así
En cuestión de poner a prueba a Jesús de Nazaret, los fariseos no dan tregua. No le preguntan sobre si el divorcio es o no lícito, admitido en general por ellos, sino si se puede romper el vínculo matrimonial por cualquier causa, por banal que fuera, o por motivo proporcionado. Jesús no se queda en los estrictos términos de esta polémica, sino que va mucho más lejos y evoca el primer designio del Creador; da a entender que la ley del divorcio es una clara excepción que admitió Moisés por la tozudez del pueblo. La voluntad creadora nos hizo hombre y mujer en el principio y se entiende que para siempre. No es razonable establecer rápidos paralelismos entre el momento al que alude el texto y nuestro tiempo presente; los efectos del divorcio para la mujer, entonces, eran de una gravedad tal que le suponían la exclusión social en casi todos los supuestos, y se veía obligada a regresar a la casa paterna con todo el deshonor del mundo. Por eso la amenaza del divorcio era para la esposa un arma que reforzaba la obligada sumisión al marido. El texto tiene el añadido de la aclaración pedida por los discípulos acerca del celibato por el Reino de los Cielos; en la respuesta de Jesús está claro que es un don de Dios, y como gracia hay que vivirlo y entenderlo.
Siendo canónigo de Cracovia conoció a Santo Domingo de Guzmán, de quien recibió el hábito de los predicadores. Infatigable evangelizador sirvió al Pueblo de Dios con su talento para el estudio, su febril actividad predicadora y su especial sensibilidad con los necesitados de su tiempo. Su icono más repetido nos lo ofrece con sus dos pasiones pastorales, Jesús y María.
¿La pastoral matrimonial de la comunidad contempla una serena educación afectiva, tan necesaria en la madurez y crecimiento de la pareja?

Fr. Jesús Duque O.P.
Convento de Santo Domingo de Scala-Coeli (Córdoba)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/17-8-2018/

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