Lectura del santo evangelio según san Mateo
17,22-27
En
aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos Galilea, les
dijo Jesús: «Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres, lo
matarán, pero resucitará al tercer día.» Ellos se pusieron muy tristes.
Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: «¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?»
Contestó: «Sí.»
Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: «¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?»
Contestó: «Sí.»
Cuando
llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: «¿Qué te parece, Simón? Los
reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los
extraños?»
Contestó: «A los extraños.»
Contestó: «A los extraños.»
Jesús
le dijo: «Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no
escandalizarlos, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique,
ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por
ti.»
Reflexión del Evangelio de hoy
Se
apoyó sobre mí la mano del Señor
Nos
encontramos en el comienzo del libro del profeta Ezequiel, que antes de su
ministerio profético era sacerdote en el Templo de Jerusalén. Su personalidad y
su oficio no fueron lo más adecuado para prepararle a su ministerio profético.
Un sacerdote, especialista del culto y responsable de la enseñanza sobre lo
sagrado y lo profano, no es precisamente el hombre de la creatividad y la
apertura. Sin embargo, el Señor va a convertirlo en su portavoz en un tiempo de
crisis profunda, el destierro, y en tierra extranjera, Babilonia. Ezequiel
formó parte del primer grupo de exiliados que abandonó Judá en el año 597 a.C.
El
profeta señala en esta visión divina, posterior a su introducción
autobiográfica, que la mano del Señor le dirige en su misión profética. El
norte representa aquí el lugar dónde reside Dios y su manifestación adquiere la
forma de tormenta, cómo otras descripciones del AT: Ex 19 y 24 o Jue 5. La nube
acapara la mirada del profeta y sus reflejos revelan una presencia, hasta
vislumbrar cuatro seres con figura humana. El autor orquesta un estruendo dónde
la voz de Dios es el trueno y tiene que sonar por encima de la plataforma. El
profeta distingue sobre la plataforma de cristal, soportada por las alas de los
vivientes, una piedra de zafiro, que hace de trono, y sobre él una figura
semejante a un hombre resplandeciente. Es el Señor en toda su majestad y gloria. Ante
tal manifestación divina, Ezequiel cae de rodillas en un sentimiento de
adoración y de reconocimiento de su propia indignidad. Toda la visión ha
transcurrido en silencio, nuestro profeta no ha escuchado voz alguna, hasta que
el Señor le hable en el capítulo siguiente.
El
simbolismo de esta visión deslumbradora parece girar en torno a la idea de la
presencia del Señor entre los exilados en Babilonia. Dios no los ha abandonado,
y por eso los visita en toda su majestad. El pueblo de Israel en el destierro
se creía alejado de la providencia de su Dios. El castigo del cautiverio era
para ellos como un velo que se interponía en las relaciones con el Dios de sus
padres, y de ahí el desaliento y la desesperación. Por eso, esta visión del
profeta del exilio quiere hacer ver que el Señor está también al lado de los
desterrados, que su presencia en medio de ellos es firme y fortalece cualquier
tipo de desánimo. El destierro, la crisis, el desaliento o la muerte no tienen
la última palabra, la fe en Dios es lo que nos ayudará a mantener viva la
esperanza.
¿Qué
te parece, Simón?
Estamos
ante el segundo anuncio de la muerte y resurrección de Jesús al que van a
seguir en el relato de Mateo, una serie de enseñanzas de carácter comunitario.
El primer anuncio tuvo lugar en el norte, cerca de Cesarea de Filipo, el grupo
ahora camina por Galilea cerca de Cafarnaúm. La reacción de los discípulos en
este momento no es tan fuerte como en el anterior. Mateo dice que se
entristecieron mucho. Ellos parece que han comprendido qué el camino de Jesús
no está exento de dificultades, que su proyecto trae consigo el dolor, la
muerte, pero también la esperanza de una nueva vida. Aun así, la tristeza
ensombrece sus expectativas.
A
continuación, y ya en Cafarnaúm el evangelista aprovecha el contexto para
introducir la respuesta a un problema que tenía su comunidad procedente en su
mayoría del judaísmo. Todo judío mayor de 20 años debía pagar dos dracmas al
año para las necesidades del culto. Este impuesto tenía, además, como
finalidad, expresar el sentido de pertenencia. Después de la destrucción del
Templo, en el año 70 d.C, los miembros de las nuevas escuelas judías,
revindicaban para ellos dicho tributo, pero no todos los judíos estaban de
acuerdo con su pago. ¿Qué te parece Simón? El papel de Pedro al lado de Jesús
muestra cómo es pilar fundamental y a quién se dirigen las miradas dentro del
cristianismo primitivo. ¿Debe la comunidad judeocristiana pagar el tributo?
Parece claro que no está obligada, pero hay que evitar escándalos innecesarios.
El escándalo perjudica y lleva a la confusión a los débiles, a los pequeños y a
los que no entienden el mensaje de Jesús. Hacer bien las cosas cotidianas y
legales va a ser el punto de partida para el discurso comunitario que vendrá a
continuación. Sólo así podremos hacernos hijos, optar por ser pequeños, evitar
cualquier escándalo y poder acercarnos a la cruz de Jesús para poder resucitar.
¿Estamos dispuestos a dar a Dios lo que es de Dios?
Hna. Carmen Román
Martínez O.P.
Congregación de Santo Domingo
Congregación de Santo Domingo
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
No hay comentarios:
Publicar un comentario