Lectura
del santo evangelio según san Mateo 19,16-22
En aquel
tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: «Maestro, ¿qué tengo que hacer de
bueno para obtener la vida eterna?»
Jesús le
contestó: «¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si
quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.»
Él le
preguntó: «¿Cuáles?» Jesús le contestó: «No matarás, no cometerás adulterio, no
robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu
prójimo como a ti mismo.»
Reflexión
del Evangelio de hoy
Voy a
profanar mi santuario… el encanto de vuestros ojos
Después
de varias lecturas, confieso mi dificultad para percibir el mensaje del texto
del profeta Ezequiel. Leo los capítulos anteriores para situarme en el
contexto. El Señor tiene sobrados motivos de queja contra su pueblo. Como
tantas otras veces a lo largo de la historia, casi todo lo que forma parte de
la vida se constituye en prioridad y pasa por delante de la relación, el
vínculo, la Alianza con el Señor. Ese abandono aparece expresado en términos de
prostitución, con expresiones muy duras que reflejan la traición al Señor.
Pero
quizá el pueblo no tiene conciencia de ello, porque cumple sus ritos, ofrece
sus sacrificios y tiene un Templo que le da seguridad, que es “el encanto de
sus ojos…”, del que se siente orgulloso. Falsa ilusión que el Señor va a
quebrar de la manera más inesperada y sorprendente. La experiencia vital de Ezequiel,
que pierde a su mujer y no debe expresar su dolor ni realizar los ritos del
duelo, se convierte en vehículo del mensaje que el Señor envía al pueblo. Él
mismo les va a arrebatar lo que creen que tienen, va a profanar el santuario,
lo va a despojar de su carácter sagrado… y no deben lamentarse, ni realizar
ningún duelo. Porque nada de lo que viven en el ámbito de lo sagrado tiene
verdadero sentido cuando la vida de cada día está entregada a otros dioses,
cuando lo que realmente ocupa y preocupa son nuestras cosas y no las de Dios,
cuando los afanes, los deseos y las motivaciones no nacen de la experiencia del
don recibido al que se desea responder.
Si el
texto de Ezequiel se sitúa en estas claves quizá tenemos que convenir en su
actualidad. Y discernir ante el Señor dónde está nuestro corazón, qué buscamos
realmente en nuestra vida.
Vente
conmigo
Nos
encontramos de nuevo con uno de los relatos evangélicos que llamamos del “joven
rico”. Hace dos meses coincidió también en un lunes el relato de Marcos. Hoy
nos llega la versión de Mateo. Un hombre joven, que se dirige a Jesús buscando
respuesta a su preocupación personal de asegurarse la vida eterna. Como en los
demás textos que nos cuentan esta misma historia, llama poderosamente la
atención que el protagonista, a diferencia de otros muchos personajes que
aparecen en los evangelios, no manifiesta ningún interés de “contactar” con
Jesús. En todo caso, Jesús puede servir a sus intereses… y no son unos
intereses que podamos considerar perversos, sino muy al contrario.
Por
contraste con la primera lectura, el muchacho no se encuentra en la situación
del pueblo prostituido que traiciona al Señor. Es un fiel cumplidor de la Ley y
desea lo bueno… para él. En el fondo, Dios a mi servicio.
Jesús lo
mira con cariño, pero sabe que no ha descubierto lo esencial. Y le lanza su
propuesta: te falta una cosa. Una cosa que implica un cambio radical
(desde la raíz), porque supone transformar la mentalidad. La vida auténtica se
te va a ir dando a medida que puedas ir “dejando lo tuyo” y estando
absolutamente disponible a acoger la invitación de Dios, consista en lo que
consista. Y se concreta en ese poderoso, sugerente y tajante ¡VENTE CONMIGO!
que te “da la vuelta” para poder vivir, como Jesús, únicamente en clave de
entrega.
Y ahí
andamos, quiera Dios que tratando de aprender día tras día lo que supone
responder a esa voz que resuena en lo más íntimo y de tantas maneras
diferentes: ¡vente conmigo!
Hna. Gotzone Mezo Aranzibia O.P.
Congregación Romana de Santo Domingo
Congregación Romana de Santo Domingo
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/20-8-2018/
No hay comentarios:
Publicar un comentario