Lectura del santo evangelio según san
Mateo 5,20-26
“En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Si no sois mejores que los escribas
y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a
los antiguos: No matarás, y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo
el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano
imbécil, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama renegado, merece
la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el
altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja
allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y
entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito, procura
arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue
al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no
saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto”.
Reflexión del Evangelio de hoy
Cuando
el malvado se convierte… él mismo salva su vida
El
texto es una convincente respuesta al proverbio Los padres comieron los
agraces y los hijos sufren la dentera. La experiencia del desierto que
hace poco ha vivido el pueblo forma parte de su patrimonio simbólico y
religioso y, además, brinda al profeta la ocasión de insistir en que Yahvé
ahora les ofrece algo distinto, una nueva oportunidad para construir la
comunidad de Israel con aires novedosos. Ezequiel innova reclamando la
responsabilidad y salvación personales y nos dice que Dios quiere que el
pecador se convierta y viva. La salvación depende de la fiel conducta de cada
uno de los miembros de la comunidad israelita, y no de su pertenencia a esta
familia o a la otra. Dios no lleva cuenta del pasado (ni ajeno, ni propio), ni
de los delitos en los que uno hubiera incurrido. Ni las obras buenas del pasado
valen si las niega la actitud actual del creyente. El encanto de la conducta
actual lo dicta la conversión de un corazón que quiere ser nuevo viviendo el
espíritu de la misericordia de Dios. Ya no es de recibo echar la culpa al resto
de los miembros de la comunidad o a los antepasados, o al resto de los
familiares; la responsabilidad es personal del individuo, único responsable de
su destino por voluntad de Dios. Y culpar al pasado para uno justificarse no es
sino burlarse de la justicia divina. Queda abierto así el camino esperanzador
de dejar que Dios invada la vida de cada uno, que es otra forma de reclamar la
conversión como proceso de vida y de luz, porque Dios sólo quiere que el
pecador se convierta de su conducta y viva.
Vete
primero a reconciliarte con tu hermano
Sermón
de la montaña; exigencia de una justicia mayor que la de los escribas y
fariseos para el seguidor del Maestro de Galilea. Porque este seguidor, como
persona religiosa, debe corresponder a la bondad de Dios con un perfil sobrado
de justicia con ansias de un alto techo moral. Es condición imprescindible,
signo inequívoco de pertenencia al Reino de Dios. Y para resaltar la diferencia
con el contenido ético de los escribas y fariseos, el Maestro señala algunas
antítesis. La primera de ellas alude a las relaciones fraternas que no solo se
refiere a la muerte física, pues entiende que hay diversas maneras, muy
sutiles, de matar: insulto, descalificación, ninguneo del hermano… matan poco a
poco al prójimo. Es de agradecer la importancia que Jesús da a los pequeños y
diarios gestos que, en definitiva, anulan la fricción entre los hermanos y
abren la puerta a vivencias más grandes y estimulantes. Se completa el mensaje
de la Palabra con una invitación a la reconciliación comunitaria que debe ser
una actitud perenne o un estilo habitual de relación fraterna. El perdón mutuo
no queda en el plano de lo deseable, sino de lo necesario para que la
convivencia y el culto tengan sabor de Evangelio y del Reino; porque es imposible
la relación con Dios (oración, culto) si la relación con los hermanos no existe
o se ha roto.
A
la luz de la Palabra ¿asume la comunidad el principio misericordia recíproca
como vivencia fundamental del mensaje del Reino?
Fr. Jesús Duque O.P.
Convento de Santo Domingo de Scala-Coeli (Córdoba)
Convento de Santo Domingo de Scala-Coeli (Córdoba)
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