Hoy Jesucristo nos revela el rostro familiar de Dios y la
universalidad de su amor: todo hombre está llamado a formar parte de su
"familia", de su "nosotros". La condición de
"discípulo de Jesús" no se restringe a un grupo de seguidores del
Maestro (a modo de "escuela" de pensamiento), sino que todo el que
escucha y acoge la Palabra puede ser "discípulo".
Lo decisivo será la escucha y el seguimiento, no la
procedencia o la estirpe. Todos estamos llamados a ser sus discípulos. Así, la
actitud de ponerse a la escucha de la Palabra da lugar a un Israel más amplio,
renovado, que, sin anular al antiguo pueblo israelita, lo abre a lo universal.
El vehículo de esta universalización es "la nueva familia", cuya
única condición previa es la comunión en la voluntad de Dios.
—Jesús, tu "Yo" no es un ego caprichoso que gira
en torno a ti mismo, sino que es un Yo que escucha y obedece: la comunión
contigo es comunión filial con el Padre.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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