Hoy, Jesucristo —a propósito de la
"intencionada" pregunta sobre el ayuno— se presenta como el
"esposo" de las nupcias prometidas de Dios con su pueblo, desvelando
así progresivamente su condición de Mesías y de su existir dentro del misterio
de Dios. En Jesús, de manera insospechada, Dios y el hombre se hacen uno,
celebran las "bodas", las cuales, sin embargo, pasan por la cruz, por
el momento en que el novio "será arrebatado".
Además, la respuesta del Señor clarifica la relación entre
Antigua y Nueva Alianza: el espíritu nuevo no será un remiendo añadido a lo
viejo, sino el perfeccionamiento al que ya apuntaban las enseñanzas del Antiguo
Testamento. No se niega ni se margina la Ley, sino que se lleva a cumplimiento
su intrínseca expectativa. El "nuevo Moisés" será el mediador de una
Alianza superior a la que Moisés podía traer del Sinaí…
—Jesús: tu amor que se entrega en la Cruz es el vino nuevo
y selecto reservado para el banquete nupcial de Dios con los hombres.
Comentario: REDACCIÓN www.evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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