Hoy, la audaz petición del leproso y la contundente
reacción de Jesús son la respuesta a la pregunta: ¿por qué Dios no ha creado un
mundo en el que su presencia fuera más evidente, que impresionara a cualquiera
de manera irresistible? Nos encontramos ante el gran interrogante de cómo se
puede conocer a Dios y cómo se puede desconocerlo.
Vivimos en este mundo en el que Dios no tiene la evidencia
de lo palpable. No se le puede buscar con arrogancia, convirtiéndolo en un
"objeto experimentable" en "mi laboratorio". Sólo se le
puede encontrar con el impulso del corazón, a través del "éxodo" de
"Egipto". En este mundo hemos de oponernos a las ilusiones de falsas
filosofías y reconocer que no sólo vivimos de "pan", sino ante todo
de la obediencia a la Palabra de Dios.
—Como el leproso de hoy, te busco Jesús con el amor y la
escucha interior. Y sólo donde se vive esta obediencia nacen los sentimientos
que permiten proporcionar "pan" para todos.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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