Reina de Portugal
Terciaria Franciscana (OFM).
Isabel significa "Promesa de Dios".
Nacida en Aragón, España en 1271, santa Isabel es la hija
del rey Pedro III de ese reino y nieta del rey Jaime el Conquistador, biznieta
del emperador Federico II de Alemania. Le pusieron Isabel en honor a su tía
abuela, Santa Isabel de Hungría.
Su formación fue formidable y ya desde muy pequeña tenía
una notable piedad. Le enseñaron que, para ser verdaderamente buena debía unir
a su oración, la mortificación de sus gustos y caprichos. Conocía desde pequeña
la frase: "Tanta mayor libertad de espíritu tendrás cuando menos deseos de
cosas inútiles o dañosas tengas". Se esmeró por ordenar su vida en el amor
a Dios y al prójimo, disciplinando sus hábitos de vida. No comía nada entre
horas.
La casaron cuando tenía 12 años con el rey Dionisio de
Portugal. Esta fue la gran cruz de Santa Isabel ya que era un hombre de poca
moral, siendo violento e infiel. Pero ella supo llevar heroicamente esta
prueba. Oraba y hacía sacrificios por el. Lo trataba siempre con bondad. Tuvo
dos hijos: Alfonso, futuro rey de Portugal y Constancia, futura reina de
Castilla. Santa Isabel llegó hasta educar los hijos naturales de su esposo con
otras mujeres.
El rey por su parte la admiraba y le permitía hasta cierto
punto su vida de cristiana auténtica. Ella se levantaba muy temprano y leía 6
salmos, asistía a la Santa Misa y se dedicaba a regir las labores del palacio.
En su tiempo libre se reunía con otras damas para confeccionar ropas para los
pobres. Las tardes las dedicaba a visitar ancianos y enfermos.
Hizo construir albergues, un hospital para los pobres, una
escuela gratuita, una casa para mujeres arrepentidas de la mala vida y un
hospicio para niños abandonados. También construyó conventos y otras obras para
el bien del pueblo. Prestaba sus bellos vestidos y hasta una corona para la
boda de jóvenes pobres.
Santa Isabel frecuentemente distribuía Monedas del Tesoro
Real a los pobres para que pudieran comprar el pan de cada día. En una ocasión,
el Rey Dionisio, sospechando de sus actos, comenzó a espiarla. Cuando la Reina
comenzó a distribuir monedas entre los pobre, el rey lo observó y enfurecido
fue a reclamarle. Pero el Señor intervino, de manera que, cuando el rey le
ordenó que le enseñara lo que estaba dando a los pobres, las monedas de oro se
convirtieron en rosas.
Forjadora de la paz
El hijo de Isabel, Alfonso, tenía como su padre un
carácter violento. Se llenaba de ira por la preferencia que su padre demostraba
por sus hijos naturales. En dos ocasiones promovió la guerra civil contra su
padre. Isabel hizo todo lo posible por la reconciliación. En una ocasión se fue
en peregrinación hasta Santarém lugar del Milagro Eucarístico, y vestida de
penitente imploró al Señor por la paz.
Llegó hasta presentarse en el campo de batalla y, cuando
los ejércitos de su esposo y su hijo se disponían a la guerra, la reina se
arrodillaba entre ellos y de rodillas ante su esposo e hijo, les pedía que se
reconciliasen.
Se conservan algunas de sus cartas las cuales reflejan el
calibre evangélico y la audacia de nuestra santa.
A su esposo: "Como una loba enfurecida a la cual le
van a matar a su hijito, lucharé por no dejar que las armas del rey se lancen
contra nuestro propio hijo. Pero al mismo tiempo haré que primero me destrocen
a mí las armas de los ejércitos de mi hijo, antes de que ellos disparen contra
los seguidores de su padre".
A su hijo: "Por Santa María Virgen, te pido que hagas
las paces con tu padre. Mira que los guerreros queman casas, destruyen cultivos
y destrozan todo. No con las armas, hijo, no con las armas, arreglaremos los
problemas, sino dialogando, consiguiendo arbitrajes para arreglar los
conflictos. Yo haré que las tropas del rey se alejen y que los reclamos del
hijo sean atendidos, pero por favor recuerda que tienes deberes gravísimos con
tu padre como hijo, y como súbito con el rey".
Consiguió la paz en más de una ocasión y su esposo murió
arrepentido, sin duda por las oraciones de su santa esposa.
Entra en el convento
de las Clarisas después de enviudar
Por el amor tan grande que Santa Isabel le tenía a la
Eucaristía, se dedicó a estudiar la vida de los santos más notables por su amor
a la Eucaristía, en especial Santa Clara. Después de enviudar, Santa Isabel se
despojó de todas sus riquezas. Emprendió un peregrinaje a Santiago de
Compostela, donde le entregó la corona al Arzobispo para recibir el hábito de
las Clarisas como terciaria. El Arzobispo fue tan movido por este acto de la
santa, que el le entregó su callado pastoral para que la ayudara en su regreso
a Portugal.
Vivió los últimos años en el convento, dedicada a la
adoración Eucarística.
Cuando estalló la guerra entre su hijo y su yerno, el rey
de Castilla, Santa Isabel, a pesar de su ancianidad, emprendió un largísimo
viaje por caminos muy peligrosos y logró la paz. Sin embargo el viaje le costó
la vida. Al sentir próxima la muerte pidió que la llevasen al convento de las
Clarisas que ella misma había fundado. Allí murió invocando a la Virgen
Santísima el 4 de julio de 1336.
Dios bendijo su sepulcro con milagros. Su cuerpo se puede
venerar en el convento de las Clarisas en Coimbra.
Fue canonizada en 1625.
Santa Isabel de Portugal, ruega por la paz en nuestros
países.
Es patrona de los territorios en guerra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario