10-07-2012 Radio Vaticana
(RV).- Falleció esta noche a la edad de 91 años, el
Cardenal Eugenio de Araújo Sales, arzobispo emérito de Río de Janeiro. Figura
insigne del episcopado brasileño, fue un referente de buena doctrina y de
fidelidad a Roma.
Había sido creado Cardenal por el Papa Pablo VI en 1969 y
trasladado a Río de Janeiro en 1971. En el año 2001 se le aceptó la renuncia al
cargo por haber alcanzado el límite de edad impuesto por el Código de Derecho
Canónico. Durante 57 años fue obispo, participó en los Cónclaves que eligieron
a Juan Pablo I y Juan Pablo II si bien por su edad ya no pudo hacerlo en el que
eligió al Santo Padre Benedicto XVI.
Tras el fallecimiento del Cardenal Eugenio de Araújo
Sales, sólo viven aún dos purpurados creados por el Papa Pablo VI. Se trata de
Paulo Evaristo Arns, de Brasil y William Wakefield Baum, de EE.UU.
Los Cardenales brasileños son ahora nueve, mientras el
Colegio Cardenalicio queda compuesto por 208 purpurados, de los cuales 121 son
electores.
(María Fernanda Bernasconi – RV).
Telegrama de Benedicto XVI
(RV).- En un telegrama enviado a Mons. Orani Joao
Tempesta, Arzobispo de San Sebastiàn de Río de Janeiro, Benedicto XVI hace
hincapié en la “triste noticia de la muerte del venerado cardenal Eugenio de
Araújo Sales, tras una larda vida de dedicación a la Iglesia en Brasil”.
El Papa expresa su pésame y “condolencias a los obispos
auxiliares, el clero y comunidades religiosos, y fieles de la Arquidiócesis de
San Sebastián de Río de Janeiro, que durante tres décadas tuvieron un intrépido
pastor, que se reveló como un auténtico testimonio del evangelio en medio de su
pueblo”.
El Pontífice “agradece al Señor el haber dado a la Iglesia
este generoso pastor que, en sus casi setenta años de sacerdocio y cincuenta y
ocho de obispo, procuró llevar a todos por el camino de la verdad en la
caridad, sirviendo a la comunidad, con una atención especial por lo más
desfavorecidos, fiel a su lema episcopal: ‘IMPENDAM SUPERIMPENDAR ET’ (Gastar y
gastarme enteramente por vosotros)”.
El Papa mientras eleva plegarias para que Dios acoja en su
felicidad eterna a “este siervo bueno y fiel”, envía a su comunidad diocesana y
a toda la Iglesia de Brasil, que lamenta la pérdida de “esta admirada figura de
la Iglesia, su particular y confortadora bendición apostólica”. (ER – RV)
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