Cardenal, 9 de octubre
Por: | Fuente: Enciclopedia Católica || ACI Prensa
Anglicano Convertido
Martirologio Romano: En Birmigham, Inglaterra, Beato
John Henry Newman, presbítero anglicano al que sus estudios de la historia de
la fe lo llevaron a reconocer que las raíces del cristianismo están en la
Iglesia Católica a la que, luego de su conversión, sirvió como sacerdote y
posteriormente como Cardenal. (
1890)
Fecha de
beatificación: 19
de septiembre de 2010 por S.S. Benedicto XVI, fijando su festividad para el 9 de octubre, fecha de su conversión.
Nacido en la Ciudad de Londres, el 21 de
febrero de 1801, el mayor de seis hermanos, tres hombres y tres mujeres; murió
en Edgbaston, Birmingham, el 11 de agosto de 1890. Han habido ciertas
discusiones sobre su ascendencia con respecto a su lado paterno. Su padre fue
John Newman, un banquero, su madre Jemima Fourdrinier, de una familia Hugonote
establecida en Londres como cinceladores y fabricantes de papel. Se sabe que el
apellido se escribió alguna vez "Newmann"; está claro que muchos
judíos, ingleses o extranjeros, lo han llevado; y la insinuación era que el
cardenal era de ascendencia judía.
Pero no se han encontrado ninguna
evidencia documentaria para confirmar tal idea. Su alcurnia francesa es
indudable. Recibió de su madre su entrenamiento religioso, un Calvinismo
modificado; y probablemente ayudó a la "concisión lúcida" de su verbo
cuando trataba de temas abstrusos. Su hermano Francis William, también
escritor, pero carente de elegancia literaria, se separó de la Iglesia Inglesa
para adherirse al Deísmo; Charles Robert, el segundo hermano, era bastante
errático y profesaba el ateísmo. Una de las hermanas, Mary, murió joven; Jemima
tiene un lugar en la biografía del cardenal durante la crisis de su carrera
anglicana; y estamos en deuda con una hija de Harriet, Anne Mozley, por las
"Cartas y Correspondencia" de 1845, que contienen una secuela de la
propia mano del Cardenal Newman de la "Apología" Clásica desde el día
en que fue completada, la "Apología" será siempre la principal
autoridad de los primeros pensamientos de Newman, y de su juicio acerca del
gran resurgimiento religioso, conocido como el Movimiento de Oxford, del cual
fue el guía, el filósofo y el mártir. Su inmensa correspondencia, de la cual la
mayor parte permanece sin publicarse, no puede cambiar esencialmente nuestra
estima hacia quien, aunque sutil al grado de bordear el refinamiento, fue
también impulsivo y abierto con sus amigos, así como enérgico en sus posiciones
con el público.
A la edad de siete años, Newman fue
enviado a una escuela privada conducida por el doctor Nicolás, en Ealing, en la
misma que el padre de Thomas Henry Huxley enseñó matemáticas. Newman se
distinguió por su diligencia y buena conducta, como también evidenció cierta
timidez y marginación, pues no tomaban parte en los juegos escolares. Él mismo
dijo haber sido «muy supersticioso» en estos primeros años. Tomó gran deleite
por la lectura de la Biblia, y también por las novelas de Walter Scott, que
entonces estaban en curso de publicación. Más tarde leyó algunas obras de
escépticos como Paine, Hume, Voltaire y probablemente fue influenciado por sus
ideas. A la edad de quince años, durante su último año en la escuela, se
«convirtió», un incidente del cual escribió en su Apología que «es más cierto
que tener las manos o los pies»". Este incidente que marcó su vida ocurrió
durante el otoño de 1816, cuando «cayó bajo la influencia de un determinado
credo, y recibió en su intelecto "impresiones de dogma que, a través de la
misericordia de Dios, nunca han sido borrados u oscurecidos» (Apología, parte
3). Salvado de la experiencia de una escuela pública, que podía ser muy dura en
esa época, disfrutó de la vida escolar. Aparte de sus estudios académicos (en
los cuales sobresalió), actuó obras de teatro en latín, tocaba el violín, ganó
premios de oratoria y editó publicaciones periódicas, en la cuales escribió
artículos en el estilo de Addison.
Su infancia feliz llegó a un abrupto
final en marzo de 1816, cuando se dio un colapso financiero sobrevenido por las
guerras napoleónicas y el Banco de su padre se vio obligado a cerrar. Su padre
intentó sin éxito la gestión de una fábrica de cerveza en Alton, Hampshire, y
Newman se quedó en la escuela durante las vacaciones de verano a causa de la
crisis familiar. El período comprendido entre principios de agosto, al 21 de
diciembre de 1816, Newman siempre lo consideró como el punto de inflexión de su
vida. Sólo en la escuela y conmocionado por el desastre familiar, cayó enfermo
en agosto. Más tarde llegó a ver esta época como una de las tres grandes
enfermedades providenciales de su vida, ya que fue en el otoño de 1816 que tuvo
una conversión religiosa bajo la influencia de uno de sus maestros, el Rev.
Walter Mayers, quien recientemente se había convertido del calvinismo al
evangelismo. Hasta este momento, Newman ha tenido una crianza convencional en
un hogar fiel a la Iglesia de Inglaterra, donde se hizo hincapié en la Biblia
en lugar de dogmas o sacramentos, y en donde alguna especie de "entusiasmo"
evangélico habría sido mal visto.
Su fe se identificó entonces como
evangélica y calvinista y llegó a sostener que el Papa era el Anticristo. Fue
matriculado el 4 de diciembre de 1816 en el Trinity College, en Oxford, para
entrar como residente en junio del año siguiente, y en 1818 obtuvo una beca de
£60, por los nueve años siguientes. Pero esta suma habría sido imposible para
que permaneciera en la universidad, y en 1819 el banco de su padre suspendió el
pago. En ese año se matriculó en el Lincoln’s Inn. La ansiedad por obtener
buenos resultados en los exámenes finales produjo el resultado opuesto; fracasó
y se graduó con apenas honores de tercera clase en 1821. Deseando a permanecer
en Oxford, dio clases privadas y aplicó para una beca en Oriel, «el reconocido
centro del intelectualismo en Oxford». Para su alivio y alegría fue elegido el
12 de abril de 1822. Edward Bouverie Pusey fue también elegido miembro de la
misma sociedad en 1823.
En 1821 había renunciado a la intención
de estudiar para abogado, y decidió tomar órdenes, fue ordenado el 13 de junio
de 1824; y por sugerencia de Pusey se convirtió en párroco de San Clemente, en
Oxford, donde permaneció dos años. Y aquí los puntos de vista en los que había
sido educado lo decepcionaron; el Calvinismo no era una llave al fenómeno del
ser humano como aparecen en el mundo. Escribió artículos sobre Cicerón, etc., y
su primer "Ensayo sobre Milagros" ("Essay on Miracles"), en
la que toma una posición estrictamente protestante, buscando perjudicar a
aquellos alejados de la Escritura. Bajo la influencia de Richard Whateley,
luego Arzobispo Anglicano de Dublín, quien en 1825 lo hizo su vicedirector del
St. Mary´s Hall. Whateley lo estimuló a través de discusiones, le enseñó la
noción del cristianismo como organismo social y soberano diferente al estado,
pero lo condujo en dirección hacia ideas "liberales" y lógica
nominalista. Newman contribuyó en tal tema en el libro de Whateley, alguna vez
famoso.
De Hawkins, cuyo voto decisivo lo hizo
rector de Oriel, Newman obtuvo las doctrinas católicas de la tradición y
regeneración bautismal, así como cierta precisión de términos que, mucho
después, dieron origen al malentendido de Kingsley de los métodos de Newman al
escribir. De otro clérigo de Oxford aprendió a creer en la sucesión apostólica.
Y la "Analogía" de Butler, que leyó en 1823, marcó un hito en sus
opiniones religiosas. Probablemente no sea mucho decir que su libro profundo se
convirtió en la guía de la vida de Newman, y dio origen no solo al "Ensayo
en Desarrollo" ("Essay on Development") sino también al
"Gramática de Asentimiento" ("Grammar of Assent"). En
particular ofreció un conjunto de ética y conciencia de rechazo que confirmaron
sus primeras creencias en un dador de leyes y un juez íntimamente presentes en
el alma. En otra línea sugería el sistema sacramental, o la
"Economía", de que los Alejandrianos Clemente y San Atanasio son
exponentes. En resumen, en este período formativo las fuentes de donde Newman
derivó sus principios así como sus doctrinas eran anglicanas y griegas, no
romanas o germanas. Su calvinismo se derrumbó, al tiempo que se retiró de la
Sociedad Bíblica. Estaba creciendo ardientemente anti-erastiano; y Whateley vio
los elementos de un nuevo partido en la Iglesia reuniendo al que Oriel había escogido
como su promesa intelectual, pero quien Oxford conociera como crítico y
antagonista de la "Marcha de Mente" ("March of Mind").
Su universidad en 1828 lo hizo Vicario de
St. Mary’s (que era también la iglesia de la universidad), y en su púlpito
brindó los "Sermones Parroquiales" ("Parochial Sermons"),
sin elocuencia o postura, ya que no tenía ofrendas populares, pero con una
maravillosa seriedad y una sabiduría de la naturaleza humana rara vez igualada.
Cuando fueron publicados, se dijo que ellos "superan todos los demás
sermones fuera del mercado así como las historias de Scott superan cualquier
otra historia." No eran discutibles; y la teología católica tendría muy
poco que objetarles. Su estilo escarmentado, fertilidad de ilustración, y su corta
pero aguda energía, no han perdido nada con el paso de los años. En tono son
severos y frecuentemente melancólicos, como la manifestación de un espíritu
solitario. Si bien afable e incluso compasivo, el carácter peculiar de Newman
incluía una profunda reserva. No tenía su composición -como él mismo afirma- un
gramo de alegría. Siempre fue el intelectual de Oxford, no demócrata, receloso
de los movimientos populares, pero hábilmente interesado en estudios políticos
como sosteniendo las fortunas de la Iglesia. Esta disposición fue intensificada
por su amistad con Keble, cuyo "Año Cristiano" ("Christian
Year") fue publicado en 1827, y con R. Hurrel Froude, hombre de
pensamiento impetuoso y de práctica de auto-negación. En 1832 discutió con Dr.
Hawkins, quien no toleraría la idea pastoral que Newman tanto apreciaba de su
trabajo universitario. Renuncio a su tutoría, emprendió un largo viaje
alrededor del Mediterráneo con Froude, y regresó a Oxford, donde el 14 de julio
de 1833, Keble predicó el sermón del tribunal sobre "Apostasía
Nacional." Aquél día, el aniversario de la Revolución Francesa, dio origen
al Movimiento de Oxford.
El viaje de Newman a las costas del Norte
de África, Italia, Grecia Occidental, y Sicilia (Diciembre de 1832 - Julio de
1833) fue un episodio romántico, del que sus diarios han preservado los
incidentes y el color. En Roma vio a Wiseman en la Universidad Inglesa; la
ciudad, como madre de la religión de su tierra nativa, lo embrujó de tal manera
que nunca se olvidó de ella. Se sintió llamado para alguna grande misión; y
cuando la fiebre lo atrapó en Leonforte en Sicilia (donde estaba errando solo)
gritó, "No debo morir, no he pecado en contra de la luz".
En el Cabo Ortegal, el 11 de diciembre de
1832 había compuesto el primero de una serie de poemas, denso, apasionado, y
original que profetizaba que la Iglesia reinaría como en el principio.
Encalmado en las Estrecheces de Bonifacio, buscó guía a través de tiernos
versos, "Guía, Luz Bondadosa", merecidamente atesorada por todo aquél
de raíces Anglo-parlantes. Han sido llamados la canción marchante del huésped
tractariano. Pero durante las primeras etapas de aquella travesía no estuvo
claro, incluso para el líder mismo en qué dirección se movían --lejos de la
revolución ciertamente. La reforma estaba en el aire, diez obispados irlandeses
habían sido suprimidos; la separación del estado podía no estar lejos. Había
necesidad de resistencia a los enemigos externos, y de una segunda, pero
católica, reforma interna. La Iglesia primitiva debía de alguna manera ser
restaurada en Inglaterra. Newman empezó las "Tratados para los
Tiempos" ("Tracts for the Times").
"Fue poco después de 1830",
dice Pattison severamente, "que los tratados desolaron la vida de
Oxford". La posición de Newman era designada la Via Media. Newman sostenía
que la iglesia inglesa era católica en origen y doctrina, anatematizaba como
herejías las peculiares ideas de Calvino o Lutero, pero no se podía más que
protestar en contra de las "Corrupciones Romanas", que eran excrecencias
de la verdad primitiva. De aquí que Inglaterra defendiera a los Padres, cuya
enseñanza estaban en el Libro de Oración; Newman apelaba a la antigüedad, y su
norma era la indivisibilidad de la Iglesia. "Charles -decía Newman- es el
rey, Laud el prelado, Oxford la ciudad sagrada, de este principio". El
estudio patrístico se convirtió en orden del día.
El propio Newman resume así los tres
principios básicos de sus ideas religiosas hacia 1833:
"El primero era el principio del
dogma. Mi batalla era contra el liberalismo; y por liberalismo entiendo el
principio antidogmático y sus consecuencias... Desde los quince años, el dogma
ha sido el principio fundamental de mi religión. No conozco otra; no puedo
hacerme a la idea de otra especie de religión; la religión como mero
sentimiento es para mí un sueño y una burla. Sería como haber amor filial sin
la realidad de un padre, o devoción sin la realidad de un ser supremo...
En segundo lugar, yo tenía confianza en
la verdad de cierta enseñanza religiosa definida, basada sobre los cimientos
del dogma, a saber: que hay una Iglesia visible, con sacramentos y ritos que
son los canales de la gracia invisible...
En cuanto al tercer punto,... -mi opinión
[negativa] sobre la Iglesia de Roma-..." (Apologia pro vita sua, 42-45).
Newman mantuvo durante toda su vida una
firme adhesión a sus dos primeros principios (el dogma y el sistema
sacramental). Por el contrario, su tercer principio (la oposición a la Iglesia
de Roma) se fue diluyendo gradualmente, hasta que renunció a él completamente
en 1845. Al ir recuperando el ciclo completo de las verdades cristianas, Newman
dio la impresión de estar difundiendo la doctrina de la Iglesia de Roma. Por
eso fue acusado de "papismo", la acusación más nociva que podía
formularse en la Inglaterra de esa época. Teniendo esto en cuenta, Newman
dedicó tres tracts a la cuestión de la Iglesia romana. En ellos sostuvo que la
Iglesia anglicana estaba situada en la Via media entre los reformadores
protestantes y los seguidores de Roma, que la única Iglesia visible se había
dividido en tres ramas, la griega, la romana y la anglicana, y que la verdad
revelada debía hallarse íntegra antes de la división, en la doctrina de la
antigüedad. El propio Newman señalaba la grave dificultad de su teoría: Hasta
entonces la Via media sólo había existido en el papel, pero nunca había sido
puesta en práctica.
Hurrell Froude murió el 28 de febrero de
1836. Newman y Keble publicaron en 1838 los "Retazos de Richard Hurrell
Froude", extractos de sus diarios personales y sus cartas. Newman creía
que los papeles de Froude mostraban que las opiniones católicas estaban
inseparablemente vinculadas con las nociones más elevadas de santificación
interior, de una vida y un corazón renovados. El protestantismo inglés se
escandalizó y endureció su oposición a los "tractarianos".
En 1839 Newman presintió por primera vez
que después de todo la Iglesia de Roma podía tener razón en su controversia con
la Iglesia anglicana. Al estudiar las historias de los monofisitas y los
donatistas entrevió que la Iglesia de Roma era igual a la Iglesia de los
Padres. Sin embargo ese pensamiento se desvaneció y sus antiguas convicciones
permanecieron como antes.
En 1840 Newman publicó "La Iglesia
de los Padres", compilación de artículos anteriores, en los que intentaba
presentar la atmósfera, sentimientos y costumbres de la Iglesia primitiva. De
1838 a 1841 dirigió la revista mensual British Critic y la convirtió en un
órgano eficaz del movimiento tractariano.
Entretanto muchos tractarianos comenzaron
a inclinarse hacia Roma. Para mantenerlos dentro de la Iglesia anglicana,
mostrándoles que era genuinamente católica, Newman escribió el Tract 90. Éste,
el último y más famoso de los Tracts for the Times, fue publicado el 27 de
febrero de 1841. Su objetivo era demostrar que los "Treinta y nueve
artículos" anglicanos podían ser interpretados de modo que fuesen
compatibles con la doctrina católica. La reacción protestante fue muy fuerte.
En Oxford la junta de directores de colegios condenó a Newman por desleal. Newman
fue objeto de mucha maledicencia por parte de los liberales de Oxford y de la
tendencia evangélica en general.
Durante el verano de 1841, cuando Newman
se encontraba en Littlemore traduciendo los tratados de San Atanasio contra
Arrio, la historia de los arrianos se le apareció bajo una nueva luz: Los
arrianos eran como los protestantes, los semiarrianos seguían la Via media como
los anglicanos y de nuevo Roma era ahora lo que fue entonces. Poco después vino
sobre Newman un segundo golpe. Uno tras otro los obispos anglicanos comenzaron
a acusarlo y a rechazar el Tract 90; y continuaron haciéndolo durante los
siguientes tres años. En octubre de 1841 un tercer golpe sacudió la fe de
Newman en la Iglesia anglicana: la creación de un obispado anglicano en Jerusalén,
con jurisdicción sobre las congregaciones luteranas y calvinistas. En noviembre
de ese año Newman redactó una protesta solemne contra dicha medida y la envió
al arzobispo de Canterbury y a su propio obispo.
Newman estaba en su lecho de muerte en lo
que respecta a la iglesia anglicana. En 1842 se retiró a Littlemore, y vivió
bajo condiciones monásticas con un pequeño grupo de seguidores. Su vida fue de
gran austeridad física, a la vez que de ansiedad. A sus discípulos les asignó
la tarea de escribir sobre la vida de los santos ingleses, mientras que él
escribía Ensayos sobre el desarrollo de la doctrina
cristiana, y poco a poco fue reconciliándose con el credo y la liturgia de la
Iglesia católica romana, gracias a sus estudios sobre la relación de la Iglesia de
Inglaterra y la de Roma. En febrero de 1843 publicó un anuncio anónimo en el
Diario Conservador de Oxford, una retractación formal de todas las afirmaciones
que pronunciara contra Roma. En septiembre predicó su último sermón como
anglicano, retirándose de Santa María, en Littlemore.
El 9 de octubre de 1845, durante un
período de agitada acción en Oxford, Newman fue recibido en la Iglesia por el
padre Domenico Barberi, Pasionista Italiano. El evento, aunque largo en
prospecto, irritó y angustió a sus conciudadanos quienes no lo perdonaron sino
hasta muchos años después. Se sintió su importancia, se desconocen las causas.
De ahí una enajenación que sólo el exquisito candor de la propia delineación de
Newman en la "Apología" podría satisfacer completamente.
Su conversión divide una vida de casi
noventa años en partes iguales, la primera más dramática y su perspectiva
determinada, la segunda hasta aquí la hemos contado imperfectamente, pero pasó
un cuarto de siglo "sub luce maligna", bajo sospecha de un lado y
otro, sus planes frustrados, sus motivaciones tergiversadas. Llamado por
Wiseman a Oscott, cerca de Brimingham, en 1846, viajó en octubre a Roma, y fue
ordenado sacerdote por el Cardenal Fransoni. El papa aprobó su esquema para
establecer en Inglaterra el Oratorio de San Felipe Neri; en 1847 regresó, y,
además de establecer la casa en Londres, tomó un trabajo de misionero en
Brimingham. De ahí se mudó a Edgbaston, donde aún permanece la comunidad. En 1859
se añadió una gran escuela. La espaciosa iglesia renacentista, consagrada en
1909, es en conmemoración de los cuarenta años que Newman vivió allí. Luego de
sus "Sermones para Diferentes Congregaciones" ("Sermons to Mixed
Congregations"), que exceden en vigor e ironía sobre sus propias
publicaciones. Siempre se sintió "paucorum hominum, sum", su
afabilidad no era para la multitud. Como católico se inició con bastante
entusiasmo. Sus "Discursos sobre Dificultades Anglicanas"("Lectures
on Anglican Difficulties") fueron oídos en Londres por grandes audiencias;
"Pérdida y Ganancia" ("Loss and Gain"), aunque no es una
gran historia, tiene muchos comentarios alegres y toques personales;
"Callista" recuerda su viaje por el Mediterráneo; el sermón en el
sínodo de Oscott titulado "La Segunda Primavera" ("The Second
Spring") tiene una extraña y delicada belleza. Se dice que Macaulay lo
sabía por el corazón. "Cuando Newman decidió unirse a la Iglesia de
Roma" observa R.H.Hutton, "su genialidad floreció con una fuerza y
libertad como nunca desplegó en la comunión anglicana." Además, "En
ironía, en humor, en elocuencia, en fuerza imaginativa, los escritos
posteriores, y como podemos llamarla, porción emancipada de su carrera,
excediendo de lejos los escritos de su aprendizaje teológico". Pero la
literatura Católica también ganó una voz persuasiva y una clásica dignidad de
la que hasta hoy no hay otro ejemplo.
Su propia secesión, precedida por la de
Ward (Conflictos internos de la peor clase en Oxford), y seguida por muchos
otros, habían alarmado a los ingleses. En octubre de 1850 la instauración de
una jerarquía territorial católica en Inglaterra hizo estallar una furiosa
agitación protestante contra esa supuesta "agresión papal", por la
que el país se dividió en sedes católicas, y un cardenal romano anunció de la
Puerta Flaminian su compromiso para gobernar Westminster. La nación se volvió
loca por la emoción.
Newman impulsó un plan para que se dieran
conferencias a cargo de laicos en las ciudades grandes, en defensa de esa
medida eclesiástica. El propio Newman colaboró en Birmingham, escribiendo una
de sus mejores obras, las "Conferencias sobre la situación actual de los
católicos en Inglaterra". Como consecuencia de esas conferencias, Newman
fue demandado por difamación por el ex dominico Giacinto Achilli, quien había
cometido delitos de seducción de mujeres y cautivaba a sus auditorios ingleses
con relatos de las corrupciones de Roma y las crueldades de la Inquisición. Los
jueces y el jurado se dejaron llevar por sus prejuicios protestantes, por lo
cual Newman fue declarado culpable de difamación y multado con cien libras. A
los ojos del pueblo inglés su prestigio quedó bastante rebajado. Luego de la
apelación el veredicto fue anulado; y "The Times" admitió que había
habido un error judicial cuando Newman fue declarado culpable. Los católicos de
todo el mundo lo apoyaron. Sus agradecimientos se encuentran en la dedicación
de sus "Lectures" de Dublín. Pero siempre recordaba que debía ese
juicio a la precipitación y descuido de Wiseman.
Aún le esperaban muchas más dificultades.
Los años entre 1851 y 1870 le trajeron desastres a una serie de nobles
proyectos con los que buscaba servir a la religión y a la cultura. Los obispos
irlandeses pidieron a Newman que fundara una universidad católica en Dublín.
Era una gran oportunidad para servir a la educación superior del laicado,
objetivo de gran importancia para Newman. En 1852 Newman pronunció diez
discursos en Dublín sobre la naturaleza y objetivo de la educación
universitaria, los cuales fueron publicados como primera parte de su obra
"Idea de una universidad". Newman sostenía que apartar la teología de
las universidades era menoscabar la plenitud e invalidar el crédito de todo
aquello que se enseñaba en ellas. Sin embargo la nueva universidad debía tener
autonomía. Su objetivo (la educación liberal) no quedaba modificado por ser
católica.
Newman inauguró la universidad el 3 de
noviembre de 1854, con un equipo de profesores de primera categoría y un puñado
de estudiantes. La desconfianza que el arzobispo de Dublín (Cullen) sentía
hacia Newman obstaculizó mucho la labor de este último, quien finalmente
renunció al rectorado en noviembre de 1858.
Como escritor de inglés en prosa Newman
aparece como la perfecta personificación de Oxford, derivando de Cicerón el
arte lúcido y calmado de la exposición, de las tragedias griegas un pensativo
refinamiento, de los Padres una preferencia por la enseñanza personal sobre la
científica, de Shakespeare, Hooker y aquella vieja escuela el uso del idioma.
No quiso aprender el alemán; no conocía a Goethe, ni a Hegel; tomó algunos
principios de Coleridge, probablemente indirectamente, y, nunca fue más allá de
Aristóteles en sus vistazos generales a la educación. De la estrechez puritana
de sus primeros veinte años fue entregado cuando descubrió la Iglesia como algo
esencial para el cristianismo. Luego agrandó esa concepción hasta que se
convirtió a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Sin embargo no hizo
ningún intento por ampliar las bases educativas de Oxford, en 1830, en que
mantuvo su posición, a pesar de su continua lectura y estudio. La teología
escolástica, excepto en su lado Alejandrino, la mantuvo sin tocarla; no hay
nada en ellas en sus "Lectures" o en su "Grammar of Assent".
Escribió enérgicamente en contra de la iluminación poco profunda de Brougham;
no imprimió ninguna palabra de Darwin, o Huxley, o incluso Colenso.
Lamentó la caída de Döllinger, pero no
podía consentir la idea alemana por la cual, como de hecho fue aplicada, el
juicio privado de los historiadores rechazaban los dogmas de la Iglesia.
Conciencia para él era la revelación interna de Dios, el catolicismo es la
revelación externa y objetiva. Esta fuerza de dos dimensiones se la oponía al
agnóstico, al racionalista, al simple mundano. Pero parece haber pensado que
los hombres son demasiado prematuros para emprender una reconciliación positiva
entre fe y ciencia, o quien intentó a través de una vasta síntesis sanar los
conflictos modernos con Roma. Le dejó tal obligación a las siguientes
generaciones; y, aunque por el principio del desarrollo y la filosofía del
asentimiento concreto proporcionando espacio para ello, no contribuyó hacia su
cumplimiento en detalle. Probablemente sea recordado como el Obispo Católico
Butler, quien extendió la "Analogía" dibujada desde la experiencia de
la Iglesia histórica, probando estar de acuerdo con la naturaleza de las cosas,
no obstante trascendiendo grandemente con el esquema visible a través de su
mensaje, instituciones y propósito, que son igualmente sobrenaturales.
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