09-05-2014
El Papa centró su homilía en Casa Santa Marta en la santidad. Francisco explicó que los santos no son héroes, sino humildes pecadores que se dejan santificar por el cuerpo y la sangre de Cristo y por la Iglesia.
Francisco
"En esta Iglesia santa el Señor elige a algunas personas para hacer ver mejor la santidad, para mostrar que es Él el que santifica, que nadie se santifica a sí mismo, que no hay un curso para llegar a ser santo, que ser santo no es hacer el faquir o algo por el estilo. ¡No! ¡No es así! La santidad es un don de Jesús a su Iglesia y, para mostrar esto, Él elige a personas en las que se ve claro su trabajo para santificar”.
El Papa dijo que la diferencia entre un héroe y un santo, es que el santo sigue el ejemplo de Jesús, que vive en humildad. Francisco añadió que Juan Pablo II es un ejemplo claro de santidad que vivió sus últimos días devastado por la enfermedad.
Extracto de la Homilía del Papa
(Fuente: Radio Vaticana)
"Pero ¿cómo puede ser santa (La Iglesia) si todos estamos dentro de ella? Todos somos pecadores aquí. ¡Es la Iglesia la que es santa! Nosotros somos pecadores, pero ella es santa. Es la esposa de Jesucristo y Él la ama, Él la santifica, la santifica cada día con su sacrificio Eucarístico, porque la ama tanto. Y nosotros somos pecadores, pero en una Iglesia santa. Y también nosotros nos santificamos con esta pertenencia a la Iglesia: somos hijos de la Iglesia y la Iglesia Madre nos santifica, con su amor, con los Sacramentos de su Esposo."
"En esta Iglesia santa el Señor elige a algunas personas para hacer ver mejor la santidad, para mostrar que es Él el que santifica, que nadie se santifica a sí mismo, que no hay un curso para llegar a ser santo, que ser santo no es hacer el fakir o algo por el estilo ... ¡No! ¡No es así! La santidad es un don de Jesús a su Iglesia y, para mostrar esto, Él elige a personas en las que se puede ver claramente su trabajo para santificar.”
"Ya no podía hablar, el gran atleta de Dios, el gran guerrero de Dios termina así: doblegado por la enfermedad, humillado como Jesús. Éste es el camino de la santidad de los grandes. Y es también el camino de nuestra santidad. Si no nos dejamos convertir el corazón por este camino de Jesús –llevando la cruz cada día, la cruz ordinaria, la cruz sencilla– dejando que Jesús crezca; si no vamos por este camino, no seremos santos. Sin embargo, si seguimos por este camino, todos daremos testimonio de Jesucristo, que nos ama tanto. Y daremos testimonio de que, a pesar de que somos pecadores, la Iglesia es santa. Es la esposa de Jesús".
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