26-05-2014
El Papa Francisco visitó el monumento dedicado a los seis millones de judíos asesinados durante el Holocausto.
En la puerta del Memorial Yad Vashem le esperaron el Gran Rabino de Jerusalén, el presidente Simón Peres y el primer ministro Benjamín Netanyahu.
El encuentro tuvo lugar en la llamada Sala del Recuerdo, el principal monumento del memorial, en cuyo suelo están escritos los 22 lugares donde los nazis llevaron a cabo el exterminio.
Allí se encuentra la llama eterna. El Papa Francisco se acercó y la avivó. Después una representante judía explicó qué significa ese fuego.
"Recordamos la lucha tenaz y sublime de nuestra nación por salvar la herencia del Padre y el rostro humano de los hijos. Recordamos a los Justos entre las naciones que pusieron en peligro su propia vida por salvar la de los judíos”.
Dos niños llevaron una corona de flores blancas y amarillas hasta la piedra que recuerda a las víctimas. El Papa les acompañó y rezó emocionado ante el monumento.
A continuación, un rabino entonó una oración recordando a los seis millones de muertos del Holocausto.
Este fue uno de los momentos más emotivos del encuentro. El Papa conoció a seis supervivientes del Holocausto. Algunos de ellos habían pasado por los campos de concentración. Otros permanecieron escondidos durante la guerra. Todos habían perdido a familiares en el exterminio. En señal de respeto, el Papa besó la mano de cada uno de ellos.
Después, Francisco pronunció un discurso en el que evocó la pregunta de Dios a Adán.
Francisco
"'Adán, ¿dónde estás?' ¿Dónde estás, hombre? ¿Dónde te has metido? En este lugar, memorial de la Shoah, resuena esta pregunta de Dios: 'Adán, ¿dónde estás?'. Esta pregunta contiene todo el dolor del Padre que ha perdido a su hijo”.
El Papa también se preguntó qué había hecho creer al hombre que podía ser Dios para decidir sobre el destino de otros hombres.
Francisco
"¿Quién te ha contagiado la presunción de apropiarte del bien y del mal? ¿Quién te ha convencido de que eres dios? No sólo has torturado y asesinado a tus hermanos, sino que te los has ofrecido en sacrificio a ti mismo, porque te has erigido en dios”.
En su discurso, que parecía una oración, el Papa pidió a Dios que nunca más suceda algo así e invocó su misericordia.
Francisco
"¡Nunca más, Señor, nunca más! 'Adán, ¿dónde estás?' Aquí estoy, Señor, con la vergüenza de lo que el hombre, creado a tu imagen y semejanza, ha sido capaz de hacer. Acuérdate de nosotros en tu misericordia”.
El Papa escribió en el libro de honor del memorial. Le regalaron una pintura de la colección del museo que representa a un judío rezando.
Con el canto de un poema escrito por un niño asesinado en Auschwitz, Francisco se marchó del Memorial Yad Vashem profundamente conmovido.
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