Al celebrar este domingo 11 de mayo el Día de la Madre, a
la luz de la ternura maternal de María, quiero hacer llegar mi mensaje de
cariño y esperanza para todas las madres de nuestro amado Perú.
Hablar de la madre es reconocer uno de los dones más
bellos de la creación: el don de la maternidad. Sin embargo, actualmente, la
maternidad, derecho inalienable de toda mujer, se ve amenazada por una cultura
de muerte que busca destruir la familia como núcleo de la sociedad y de la vida
misma. Por eso, pido a todas las mamás y a las que pronto tendrán este
privilegio que defiendan la vida. Que sus hijos las encuentren siempre con los
brazos abiertos cuando quieren un abrazo. Que su amor guíe a la familia y la
impulse hacia adelante. Que ellos sepan que una madre es la única persona en el
mundo que ama siempre de modo incondicional.
Mujer-madre, eres símbolo del amor, porque eres capaz de
dar todo sin recibir nada; de querer con todo el corazón sin recibir nada a
cambio; de seguir confiando en aquel hijo en el cual todos han perdido la
confianza. El amor de la madre es la fuerza capaz de lograr que un ser humano
alcance lo imposible.
A todas la mamás en su día: las mayores, a las más
jóvenes, a las que tienen cerca sus hijos, a las que los tienen lejos, a las
que están en el hogar, a las que están en un hospital; a las madres obreras, a
las ejecutivas, a todas les deseamos un Feliz Día de la Madre y que la Virgen
Santísima, la madre de Jesús, las llene de muchas y santas bendiciones.
¡Feliz Día de la Madre!
Lima, 11 de mayo de 2014
XMons. Salvador Piñeiro
García-Calderón
Arzobispo Metropolitano de
Ayacucho
Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana
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