viernes, 17 de noviembre de 2017

Santa Marta: “Detente, párate, no todos los días serán así”

Reflexión sobre el fin del mundo y la muerte

Santa Marta 17/11/2017 © RV


(ZENIT ­– 17 Nov. 2017).- “Detente, párate, no todos los días serán así. No te acostumbres como si esto fuera la eternidad”, aconseja el Papa Francisco.

El Papa Francisco ha reflexionado esta mañana la Eucaristía en la Capilla de Santa Marta a partir del pasaje del Evangelio de San Lucas (17, 26-37) propuesto por la liturgia del día, 17 de noviembre de 2017.

“Reflexionar sobre el fin del mundo y también sobre el fin de cada uno de nosotros” es la invitación que la Iglesia hace a través del pasaje del Evangelio.

El Papa lo ha explicado así: “Hoy la Iglesia, hoy el Señor, con esa bondad que tiene, nos dice a cada uno de nosotros: “Detente, párate, no todos los días serán así. No te acostumbres como si esto fuera la eternidad. Llegará el día en que serás quitado, el otro permanecerá, tú serás quitada, tú serás quitado”. Es ir con el Señor, pensar que nuestra vida tendrá un fin. Y esto hace bien”.

La Iglesia, que es madre –ha dicho el Papa– quiere que cada uno de nosotros piense en la propia muerte. Todos nosotros estamos acostumbrados a la normalidad de la vida: horarios, obligaciones, trabajo, momentos de descanso… Y pensamos que será siempre así. Pero un día –prosiguió diciendo el Santo Padre– llegará la llamada de Jesús que nos dirá: “¡Ven!”.
Para algunos esta llamada será inesperada, para otros después de una larga enfermedad, no lo sabemos. “¡Pero la llamada llegará!”. Y será una sorpresa. Y después vendrá la otra sorpresa del Señor: la vida eterna. Por esta razón “la Iglesia en estos días nos dice: detente un poco, párate a pensar en la muerte”, aconsejó el Santo Padre.

“Pensar en la muerte no es una fantasía mala, es una realidad. Si es mala o no es mala depende de mí, de cómo pienso yo. Pero que llegará, llegará. Y ahí se producirá el encuentro con el Señor. Esto será lo hermoso de la muerte”, explicó Francisco.
“Ante la llamada del Señor ya no habrá tiempo para arreglar nuestras cosas”, indicó el Papa, y narró una historia que le contó recientemente un sacerdote:

“El otro día he encontrado a un sacerdote, de 65 años más o menos, y tenía algo malo, no se sentía bien… Fue a ver al doctor y me dijo: ‘Mire – después de la visita – usted tiene esto, ésta es una cosa mala, pero quizá estemos a tiempo de pararla, haremos esto, si no se detiene haremos esto otro… y si no se detiene… comenzaremos a caminar y yo lo acompañaré hasta el final’. ¡Bueno aquel médico, con cuánta dulzura dijo la verdad”!


Del mismo modo también nosotros –exhortó el Papa al concluir– acompañémonos en este camino, hagamos todo, pero siempre mirando hacia allá, al día en que “el Señor vendrá a buscarme para ir con Él”.

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