Sabado 11
Nov 2017 | 09:28 am
Ciudad del
Vaticano (AICA): “La familia que nace del
matrimonio engendra vínculos fecundos que son el antídoto más efectivo contra
el difuso individualismo. Es importante no dejar solos ni a los cónyuges ni a
los padres sino acompañarlos en el esfuerzo de aplicar el Evangelio a la vida
concreta”, expresó el papa Francisco en el videomensaje enviado a los
participantes en el Tercer Simposio Internacional sobre la exhortación
apostólica Amoris laetitia, que tiene lugar hoy en Roma y cuyo tema es: “El
Evangelio del amor entre conciencia y norma”, organizado por la Oficina de la
Familia de la Conferencia Episcopal Italiana.
“La familia que nace del matrimonio engendra
vínculos fecundos que son el antídoto más efectivo contra el difuso
individualismo. Es importante no dejar solos ni a los cónyuges ni a los padres
sino acompañarlos en el esfuerzo de aplicar el Evangelio a la vida concreta”,
expresó el papa Francisco en el videomensaje enviado a los participantes en el
Tercer Simposio Internacional sobre la exhortación apostólica Amoris laetitia,
que tiene lugar hoy en Roma y cuyo tema es: “El Evangelio del amor entre
conciencia y norma”, organizado por la Oficina de la Familia de la Conferencia
Episcopal Italiana.
El pontífice señaló que “el amor
entre un hombre y una mujer es, evidentemente, una de las experiencias humanas
más fértiles, es el fermento de una cultura del encuentro y lleva al mundo
actual una inyección de sociabilidad”.
Destacó un fragmento de la
exhortación apostólica, en la que se afirma que “el bien de la familia es
decisivo para el futuro del mundo y de la Iglesia”, “aunque -indicó más
adelante- también en el camino del amor conyugal y de la vida familiar surgen
situaciones que requieren elecciones complejas que deben llevarse a cabo con
rectitud”.
Francisco subrayó por otro lado que “sabemos bien, como se indica en Amoris laetitia, ‘estamos llamados a formar las conciencias, no a sustituirlas’. El mundo contemporáneo tiende a confundir la primacía de la conciencia, que siempre debe respetarse, con la autonomía exclusiva del individuo respecto a las relaciones que vive”.
El Papa mostró su deseo de que “este simposio ayude a la Iglesia en Italia a asimilar y a desarrollar los contenidos y el estilo de Amoris laetitia, que pueda contribuir a la formación de los animadores de los grupos familiares en las parroquias, en las asociaciones, en los movimientos, que pueda sostener el camino de tantas familias, ayudándolas a vivir la alegría del Evangelio y a ser células activas en la comunidad”.
Mensaje del Santo Padre
Francisco subrayó por otro lado que “sabemos bien, como se indica en Amoris laetitia, ‘estamos llamados a formar las conciencias, no a sustituirlas’. El mundo contemporáneo tiende a confundir la primacía de la conciencia, que siempre debe respetarse, con la autonomía exclusiva del individuo respecto a las relaciones que vive”.
El Papa mostró su deseo de que “este simposio ayude a la Iglesia en Italia a asimilar y a desarrollar los contenidos y el estilo de Amoris laetitia, que pueda contribuir a la formación de los animadores de los grupos familiares en las parroquias, en las asociaciones, en los movimientos, que pueda sostener el camino de tantas familias, ayudándolas a vivir la alegría del Evangelio y a ser células activas en la comunidad”.
Mensaje del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas: ¡buenos
días!
Saludo cordialmente a todos ustedes
que participan en el Tercer Simposio Internacional sobre la exhortación
apostólica Amoris laetitia organizado por la Oficina de la Familia de la
Conferencia Episcopal Italiana.
“El Evangelio del amor entre
conciencia y norma”, es de gran importancia y puede iluminar el camino que
están haciendo las Iglesias en Italia, también para responder al deseo de
familia que surge en el alma de las jóvenes generaciones. El amor entre el
hombre y la mujer está, claramente, entre las experiencias humanas más
generativas, es levadura de la cultura del encuentro y aporta al mundo actual
una inyección de sociabilidad: verdaderamente “el bien de la familia es
decisivo para el futuro del mundo y de la Iglesia. Efectivamente, la familia
que nace del matrimonio engendra vínculos fecundos que son el antídoto más
efectivo contra el difuso individualismo; sin embargo, en el camino del amor
conyugal y de la vida familiar, hay situaciones que requieren decisiones arduas
que se deben tomar con rectitud. En la realidad doméstica a veces hay nudos
concretos que deben abordarse con conciencia prudente por parte de cada uno. Es
importante no dejar solos ni a los cónyuges ni a los padres sino acompañarlos
en el esfuerzo de aplicar el Evangelio a la vida concreta. Por otro lado, somos
conscientes de que “estamos llamados a formar las conciencias, pero no a
pretender sustituirlas”.
El mundo contemporáneo corre el
peligro de confundir la primacía de la conciencia, que siempre debe respetarse,
con la autonomía exclusiva del individuo con respecto a las relaciones que
vive.
Como dije recientemente en la
Academia Pontificia para la Vida, “Hay quienes incluso hablan de egolatría, es
decir, de una verdadera adoración del ego, en cuyas aras se sacrifica todo,
incluyendo los afectos más queridos. Esta perspectiva no es inofensiva: dibuja
un sujeto que se mira constantemente en el espejo, hasta que llega a ser
incapaz de volver sus ojos a los demás y al mundo. La propagación de esta
actitud tiene repercusiones gravísimas en todos los afectos y vínculos de la vida”.
Es una “contaminación” que corroe las almas y confunde las mentes y los
corazones, produciendo falsas ilusiones.
Romano Guardini, en un texto sobre el
tema de la conciencia, indica el camino hacia la búsqueda del bien verdadero.
Así, escribe: “De este encarcelamiento en mí mismo me libro solo si encuentro
un punto, que no sea mi yo; una altura por encima de mí. Algo sólido que actúe
en mi interior. Y aquí llegamos al núcleo, es decir a la realidad religiosa.
Ese bien es algo vivo. Es la plenitud del valor mismo del Dios vivo”.
En lo íntimo de cada uno hay un lugar donde el Misterio se revela e ilumina a la persona haciéndola protagonista de su historia. La conciencia, recuerda el Concilio Vaticano II, es “el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios, cuya voz resuena en el recinto más íntimo de aquella”. El cristiano debe prestar atención para que en esta suerte de tabernáculo no falte la gracia divina, que ilumina y fortalece el amor matrimonial y la misión paternal. La gracia llena las “ánforas” de los corazones humanos con una extraordinaria capacidad de don, renovando para las familias de hoy el milagro de las bodas de Caná.
Comentando una vez ese episodio evangélico dije que “transformando en vino el agua de las ánforas utilizada para la purificación ritual de los judíos “, Jesús da una señal elocuente: transforma la Ley de Moisés en el Evangelio, portador de alegría”. Jesús indica en particular la medicina de la misericordia, que cura la dureza del corazón, restableciendo la relación entre marido y mujer, y entre padres e hijos.
Queridos hermanos y hermanas, les deseo todo lo mejor para su trabajo en este Simposio. Ojalá ayude a la Iglesia en Italia a asimilar y desarrollar el contenido y el estilo de Amoris laetitia, contribuya a la formación de los animadores de grupos familiares en las parroquias, asociaciones y movimientos y sostenga el camino de tantas familias, ayudándolas a vivir la alegría del Evangelio y a ser células activas en la comunidad. Los bendigo de todo corazón y les pido, por favor, que recen por mí”.+
En lo íntimo de cada uno hay un lugar donde el Misterio se revela e ilumina a la persona haciéndola protagonista de su historia. La conciencia, recuerda el Concilio Vaticano II, es “el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios, cuya voz resuena en el recinto más íntimo de aquella”. El cristiano debe prestar atención para que en esta suerte de tabernáculo no falte la gracia divina, que ilumina y fortalece el amor matrimonial y la misión paternal. La gracia llena las “ánforas” de los corazones humanos con una extraordinaria capacidad de don, renovando para las familias de hoy el milagro de las bodas de Caná.
Comentando una vez ese episodio evangélico dije que “transformando en vino el agua de las ánforas utilizada para la purificación ritual de los judíos “, Jesús da una señal elocuente: transforma la Ley de Moisés en el Evangelio, portador de alegría”. Jesús indica en particular la medicina de la misericordia, que cura la dureza del corazón, restableciendo la relación entre marido y mujer, y entre padres e hijos.
Queridos hermanos y hermanas, les deseo todo lo mejor para su trabajo en este Simposio. Ojalá ayude a la Iglesia en Italia a asimilar y desarrollar el contenido y el estilo de Amoris laetitia, contribuya a la formación de los animadores de grupos familiares en las parroquias, asociaciones y movimientos y sostenga el camino de tantas familias, ayudándolas a vivir la alegría del Evangelio y a ser células activas en la comunidad. Los bendigo de todo corazón y les pido, por favor, que recen por mí”.+
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