Hoy, entre la multiplicación de los panes y el discurso
eucarístico en la Sinagoga de Cafarnaúm, tiene lugar la escena de Jesucristo
caminando sobre las aguas. Un acontecimiento oportuno para introducir el
contexto fundamental del capítulo 6 de san Juan: la comparación entre Moisés y
Jesús. El primero —por el poder de Dios— dividió las aguas del mar para
atravesarlo pisando tierra; Jesús, simplemente, camina sobre las mismas. Él es
el "Yo soy".
Cristo es el Moisés definitivo y más grande, el
"profeta" que Moisés anunció a las puertas de la tierra santa.
Teniendo, pues, a Moisés como trasfondo, aparecen los requisitos que debía
tener Jesús: mientras que Moisés hizo brotar agua de la roca, Jesús es la
fuente de agua viva; mientras que Moisés había regalado el maná —el pan del
cielo—, Jesús es Él mismo el Pan Vivo bajado del cielo.
—Moisés habló con Dios «como un hombre habla con su amigo»
(Ex 33,11), aunque solamente le vio la "espalda"... Sólo quien es
Dios, ve a Dios: Jesús.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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