Inscripciones en el pórtico de la Archibasílica de San Juan de Letrán
que conmemoran la apertura y cierre de la Puerta Santa por parte de los papas Pío XII (jubileo de 1950), Beato Pablo VI (jubileo de 1975) y san Juan Pablo II («Jubileo de la
Redención» del año 1983, y el «Gran
Jubileo» del año 2000).
El Jubileo o Año Santo es una celebración que tiene
lugar en distintas Iglesias cristianas históricas, particularmente la Iglesia
católica y la Iglesia ortodoxa, y que conmemora un año sabático con
significados particulares. Tiene sus orígenes en el judaísmo, en tanto que
en el cristianismo encuentra su primera expresión al inicio del ministerio
público de Jesús de Nazaret, con el anuncio del cumplimiento del año de gracia del Señor, tal como lo
expresaba el Libro de Isaías (Isaías
61:1-2).
El término «jubileo» tiene dos raíces, una hebrea y otra
latina. La palabra hebrea que aparece en la Biblia es yobel, que hace referencia al cuerno del cordero utilizado como
instrumento sonoro que servía para anunciar un año excepcional dedicado a Dios.
Ese año se denominaba yobel, es
decir, jubileo, pues se iniciaba con el sonido del yobel o cuerno. Pero existe
también una palabra latina, iubilum (derivada
del verbo iubilare), que refería los gritos de alegría de los pastores y que
terminó por significar alegría, gozo o alabanza. Cuando san Jerónimo de Estridón tradujo la Biblia del hebreo al latín
entre los años 391 y 406, tradujo el término hebreo yobel por el término latino iubilaeus,
con lo que quedó incorporado el matiz de alegría al significado original que
tenía la palabra en el antiguo Israel, como año excepcional de remisión.
Fuente: Imagen (Jastrow) y textos Wikipedia.
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