domingo, 5 de abril de 2015

Jesús ha vencido a la muerte [Mons. Salvador Piñeiro García Calderón]

Al iniciar esta Semana Santa, acompañando el dolor de tantos hermanos que en nuestro Perú y otros países sufren a causa de los huaicos y de las inundaciones, queremos llevarles el mensaje de Cristo crucificado y resucitado, que dijo a sus discípulos: «No tengan miedo», y también: «la paz sea con ustedes». Esta semana grande ha de tener también el perfil de una caridad solicita, que nos lleve a salir de nosotros mismos para ayudar a aquellos que necesitan hoy de nuestra pronta generosidad.

En estos días la Iglesia anuncia y conmemora la vida, pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, que murió en la cruz para la salvación de todos los hombres.

La Semana Santa nos introduce a la fiesta de la Pascua, tiempo propicio para renovar nuestra fe en Jesucristo y para asumir las exigencias de su Palabra. Son días de recogimiento y reflexión, tiempo propicio para contemplar el misterio de Cristo: adorarlo en la Eucaristía, acogerlo en el don de la vida y acompañarlo en el pobre y en el necesitado.


Como cristianos, reconocemos las hondas raíces evangélicas de la religiosidad de nuestros pueblos, expresada con abundancia en estos días santos. La cruz, fermento de una cultura de solidaridad y de cercanía con el más débil y el humilde, se ha convertido en bálsamo suave para devolver la esperanza al que sufre y al olvidado.

Este tiempo de gracia nos invita a desarrollar, camino hacia la Pascua, tres actitudes importantes: el servicio, al estilo del Señor que «no ha venido a ser servido sino a servir»; el compartir, como nos enseña el Maestro cuando multiplica los dos panes y cinco peces para alimentar a la multitud hambrienta; y la oración, actitud del corazón que nos acerca a Jesús en la intimidad y el silencio.

Celebrar la Pascua es celebrar el triunfo de Jesús sobre la muerte y el pecado, es vivir el gran misterio del amor de Dios por el hombre, que le lleva a enviar a su Hijo para salvarnos. En esta Semana Santa, tiempo de fe y conversión, pedimos al Señor por nuestras autoridades y por todo nuestro pueblo para que juntos podamos aceptarle y construir un Perú libre y solidario.

A todos ustedes, hermanos y hermanas, les deseo en el Señor una Feliz Pascua de Resurrección.

¡Cristo ha resucitado, Él está vivo!

X Salvador Piñeiro García Calderón
Arzobispo Metropolitano de Ayacucho

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