Niños Mártires.
Martirologio Romano: En Compluto (hoy Alcalá de Henares),
en la Hispania Cartaginense, santos mártires Justo y Pastor. Todavía niños,
corrieron voluntariamente al martirio, abandonando en la escuela sus tablillas
de escolar y, detenidos por orden del juez e inmediatamente azotados,
animándose y exhortándose mutuamente fueron degollados por su amor a Cristo
(304).
Convencieron los de la tetrarquía a Diocleciano que los
verdaderos enemigos a exterminar del Imperio eran los que se profesaban
cristianos y que ya estaban por todas partes. Fueron capaces de convencerlo
porque había datos que de ningún modo necesitaban probarse por su evidencia:
los cristianos no daban culto a los dioses romanos, se mostraban ausentes en el
circo y ponían auténtico reparo a verse en las termas; su matrimonio les dura
para toda la vida y a los hijos concebidos no los exponen jamás a la muerte;
comparten el pan y las casas, pero no la cama. Estas cosas podrían
perdonárseles porque son honestas, pero realizan extrañas prácticas religiosas
sólo accesibles a los iniciados y como no ceden en la adoración a los dioses
dándoles incienso, y como adoran a un Cristo o Cresto más que a su propia vida
son una fuerza potencial inmensa que puede volverse contra el Imperio si se lo
propusieran. Son fanáticos que escapan a la influencia y autoridad del César y
es precisa su destrucción. El César Galerio ha triunfado en su intento
exterminador. Decretos y más decretos promulga Diocleciano que está
representado por su gobernador o prefecto Daciano en el extremo occidental del
Imperio. La persecución se ha desatado fuerte y cruel desde los Pirineos hacia
el sur, dejando un rastro de sangre cristiana: Vicente, Eulalia, tantos y
tantos. También los niños Justo y Pastor.
Prudencio, que en su Peristefhanon cantará la gloria de los
mártires y de las ciudades que los poseyeron, incluye a los dos niños mártires
entre los que forman su corona, afirmando que son la "gloria para
Alcalá"; luego serán mencionados por Venancio Fortunato y estarán
presentes con veneración en los Santorales y Calendarios visigóticos con san
Isidoro en su obra De viris Illustribus y san Ildefonso que retoca, en
apéndice, el diálogo entre los hermanos; también en la liturgia Mozárabe
aparecen sus nombres al celebrar las fiestas, y son cantados por la literatura posterior
como en el soneto de Lope: "Dos corderos al cielo sacrifica, primicias ya
de innumerables santos". Llegan con el tiempo a ser nombrados Justo y
Pastor los Patronos de Alcalá y de toda la archidiócesis de Madrid.
Las actas son tardías, no auténticas y nada creíbles. Sólo
recogen la tradición oral de los hechos transmitidos a lo largo de las
generaciones; un autor anónimo los pone por escrito adaptándolos a las
necesidades de sus destinatarios o inventándolos para dar una buena catequesis
presentándolos adornados con elementos estéticos más o menos plausibles.
Sólo sabemos de Justo y Pastor que eran dos niños, como de
siete y nueve años, y que murieron degollados por presentarse espontáneamente
ante Daciano, manifestando su condición de discípulos de Cristo; sufrieron
martirio los dos hermanos al ser degollados probablemente en las afueras de la
ciudad llamada entonces Complutum y ahora Alcalá de Henares.
No quiso Asturio, el obispo de Toledo, dejar ya la ciudad
complutense después del hallazgo de sus restos. Así llegó Complutum a ser sede
episcopal y él su obispo primero. Allí mismo edificó en su honor la primera
basílica.
Pronto se difundió su culto a toda la piel de toro
cristiana e incluso más allá de los Pirineos; de hecho, el que en Barcelona se
pusiera la diócesis recién erigida bajo su advocación, allá por el siglo IV, es
un testimonio bien claro de cómo se comentó el suceso de la muerte de los
intrépidos inocentes, de cuánto estimuló su ejemplo a ser leales a la fe y de
dónde se sitúa el término o medida del amor a Jesucristo para no decir nunca
"basta" a sus exigencias.
En 1567, san Pío V promulgó una bula papal, en la que
ordenaba que fuesen trasladadas parte de las reliquias de los santos Justo y
Pastor desde Huesca a Alcalá de Henares, ciudad de su cuna y martirio. En
noviembre de ese mismo año, Felipe II y su hijo el príncipe Carlos, enviaron
una carta cada uno dirigida al Obispo de Huesca para que cumpliese con lo
ordenado por el Papa. Así fue, como parte de las reliquias de los santos Justo
y Pastor, fueron remitidas a la ciudad de Alcalá de Henares de la que son
patronos los "Santos Niños".
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