La ola de violencia que sacude a Siria desde marzo de 2011
no tiene visos de remitir a corto o medio plazo. Se cuentan ya por miles los
muertos y heridos a causa de esta guerra entre el gobierno autoritario de Bashar
Al-Assad y grupos de rebeldes islámicos que abogan, con radicalidad, por el
triunfo de un régimen democrático en Siria. Ante esta situación, los cristianos
en Siria no buscan más que la paz. La Iglesia, que es la que está sosteniendo a
la población, puede desempeñar un papel importante en la consecución de la
misma. Y nosotros, también podemos hacer algo desde aquí: rezar.
Recemos por los asesinados, entre ellos cristianos e,
incluso, sacerdotes católicos. Por los miles de refugiados que huyen de la
violencia de los fundamentalistas islámicos; Recemos también por los violentos,
para que acudan al arrepentimiento y triunfe sobre ellos la paz.
"Que Cristo resucitado otorgue esperanza a Oriente
Próximo,
para que todos los componentes étnicos, culturales y
religiosos de esta región colaboren en favor del bien común y el respeto de los
derechos humanos.
Que en Siria cese el derramamiento de sangre
y se emprenda sin demora la vía del respeto,
del diálogo y de la reconciliación,
como auspicia también la comunidad internacional.
Y que los numerosos refugiados provenientes de ese país
y necesitados de asistencia humanitaria,
entren la acogida y solidaridad que alivien sus penosos
sufrimientos".
Benedicto XVI, abril de 2012
Padrenuestro, Avemaría y Gloria...
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