Hoy, en el Evangelio, en la autodefensa de Jesús ante los judíos, aparece una de las singularidades del cuarto Evangelio: Juan se basa totalmente en el Antiguo Testamento. "[Moisés] escribió de mí" (Jn 5,46), dice Jesús a sus adversarios; Felipe dice a Natanael: "Aquel de quien escribieron Moisés en el libro de la Ley y los Profetas lo hemos encontrado" (Jn 1,45).
La relación entre Jesús y Moisés aparece de un modo programático particularmente al final del Prólogo: "La Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por Cristo Jesús" (Jn 1,16-18). La profecía —la gran promesa— de Moisés ("Dios suscitará un profeta como yo; a él lo escucharéis") se ha cumplido con creces, en la manera desbordante en que Dios acostumbra a regalar.
—Quien ha venido es más que Moisés, es más que un profeta. Es el Hijo, y ahora es el propio Hijo quien será "levantado". Y por eso se manifiestan la gracia y la verdad, no como destrucción, sino como cumplimiento de la Ley.
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