27-03-2012 Radio Vaticana
(RV).- Se hizo público el Mensaje de Benedicto XVI para la XXVII Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará, a nivel diocesano, el próximo 1° de abril, Domingo de Ramos, con el título de «¡Alegraos siempre en el Señor!» (Flp 4, 4).
En su Mensaje, firmado en el Vaticano el pasado 15 de marzo, el Papa se dirige a los queridos jóvenes de mundo recordando, ante todo, el encuentro de Madrid del pasado mes de agosto, que está muy presente en su corazón. Puesto que como afirma el Santo Padre “ha sido un momento extraordinario de gracia, durante el cual el Señor ha bendecido a los jóvenes allí presentes, venidos del mundo entero”. De ahí que el Pontífice dé gracias a Dios por los muchos frutos que ha suscitado en aquellas jornadas y que en el futuro seguirán multiplicándose entre los jóvenes y las comunidades a las que pertenecen.
“Ahora –prosigue el Obispo de Roma– nos estamos dirigiendo ya hacia la próxima cita en Río de Janeiro en el año 2013, que tendrá como tema «¡Id y haced discípulos a todos los pueblos!» (Cf. Mt 28, 19). Mientras de este año, el Santo padre destaca el tema de esta Jornada Mundial basada en la exhortación de la Carta del apóstol san Pablo a los Filipenses: «¡Alegraos siempre en el Señor!» (4, 4). Y explica que, en efecto, la alegría es un elemento central de la experiencia cristiana. A la vez que añade que también experimentamos en cada Jornada Mundial de la Juventud una alegría intensa, la alegría de la comunión, la alegría de ser cristianos, la alegría de la fe. “Esta es una de las características de estos encuentros”, donde “vemos la fuerza atrayente que ella tiene: en un mundo marcado a menudo por la tristeza y la inquietud, la alegría es un testimonio importante de la belleza y fiabilidad de la fe cristiana”.
A modo de síntesis, en este mensaje dirigido a los jóvenes de todo el mundo, el Papa profundiza diversos conceptos, entre los cuales: que “nuestro corazón está hecho para la alegría”; que “Dios es la fuente de la verdadera alegría” y que hay que “conservar en el corazón la alegría cristiana”. También alude a “la alegría del amor”; “la alegría de la conversión”; “la alegría en las pruebas” y a los “testigos de la alegría”. Y concluye pidiendo a la Virgen María que los acompañe en este camino.
“Ella –recuerda el Santo Padre– acogió al Señor dentro de sí y lo anunció con un canto de alabanza y alegría, el Magníficat”. De este modo, “María respondió plenamente al amor de Dios dedicando a Él su vida en un servicio humilde y total”. Por eso agrega Benedicto XVI, “es llamada ‘causa de nuestra alegría’, porque nos ha dado a Jesús”. Y pide que Ella introduzca a los jóvenes del mundo en aquella alegría que nadie les “podrá quitar”.
(María Fernanda Bernasconi – RV).
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