Lectura del santo Evangelio según San Lucas 13, 1-9
En
aquella ocasión se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos,
cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les
contestó:
–¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo
que no. Y
si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.–¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo
Y
les dijo esta parábola:
Uno
tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo
encontró.
Dijo entonces al viñador:
Dijo entonces al viñador:
–Ya
ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo
encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?
Pero
el viñador contestó:
–Señor,
déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da
fruto. Si no, el año que viene la cortarás.
Pautas para la homilía
Alguien
ha dicho que la conversión es “ponerse de cara a Dios” para ver reflejada nuestra
realidad de pecado y poder corregir el camino equivocado. Pero lo primero que
necesitamos es saber quién es y cómo es el Dios en el
que creemos. Este deseo de conocer de verdad a Dios nos viene dado a
través de lo que Dios ha manifestado al hombre a lo largo de la historia del
Pueblo de Israel y a través de lo que Jesús nos reveló sobre su Padre Dios.
Antiguo éxodo
Hoy
la primera lectura nos cuenta cómo Dios se revela a Moisés y a través de
él al pueblo judío, como “Yo soy el que Soy” y llegada la
plenitud de los tiempos se nos revelará en Jesús como el Emmanuel “Dios con nosotros”. Este es un Dios
que: “Ve, oye, escucha, conoce los sufrimientos de su pueblo”. No es un Dios
lejano: “he bajado a librarlo, a sacarlo de esta tierra” Es el Dios que libera
y ofrece un camino de verdadera libertad para vivir en otra tierra donde puedes
ser tú mismo sin ningún signo de esclavitud.
Nuevo éxodo
Ese
Dios que es “compasivo y misericordioso” es el que nos acompaña en este nuevo
éxodo de la vida de todo cristiano y que San Pablo nos invita a caminar por ese
camino que nos ayuda a encontrarnos con nosotros mimos (ayuno) para
encontrarnos de verdad con Dios (oración) y con los hermanos (limosna), y nos
conduce a la verdadera tierra que “mana leche y miel”, signos de la auténtica
libertad que Dios quiere para nosotros.
Acontecimientos negativos
Jesús
en los versículos del evangelio que leemos hoy nos indica por donde tiene que
ir la fuerza de la conversión en nuestros días. Parte de unos acontecimientos
que también se pueden dar entre nosotros en la actualidad. En nuestra sociedad
española estamos viviendo acontecimientos muy duros para la verdadera
convivencia serena y capaz de construir un mundo más pacífico y justo. La
comunidad cristiana en esta Cuaresma del 2019, tendríamos que dejarnos
iluminar por lo que hoy leemos en este fragmento del evangelio de
Lucas. A Jesús se le acercan “algunos” que le cuentan dos hechos
ocurridos (la matanza que Pilato realizó de algunos galileos que se
habían sublevado , y la muerte de otros como consecuencia del derrumbe de la
torre de Siloé). Jesús trata de hacerles comprender que estos acontecimientos
no es ningún castigo de Dios y de lo que se trata es hacer posible un
cambio de actitud. Hay que saber hacer una lectura creyente de todo
acontecimiento. Conviene preguntarse: ¿Qué nos quiere decir Dios con lo que
acontece?. Resulta dura la expresión de Jesús: “si no os convertís, todos
pereceréis de la misma manera”. El intenta conseguir que el
auditorio reaccione y se de cuenta que lo básico en el seguimiento es la
conversión personal. Queda claro que no hay, netamente, buenos y malos; todos
estamos necesitados de conversión; nadie puede decir que está libre de culpa.
Parábola de la higuera
La
parábola de la higuera que no produce fruto, que Lucas narra a continuación, es
para que todos los que lo oyen se la apliquen a sí mismos. La maldad no está
solo en otros, sino también en uno mismo. Es importante darnos cuenta de la
paciencia que Dios tiene con cada uno de nosotros. El Señor que es ”compasivo y
misericordioso” se deja llevar de este sentimiento ante los que no dan fruto,
ante los que damos una imagen de torpeza y lejanía de los designios de Dios.
El
Señor sigue “bajando a liberar a su pueblo” y la Iglesia nos ofrece este “día
de la salvación”. Aprovechemos estas circunstancias para convertirnos y dar
frutos de buenas obras. Convertirse es dejarse llevar por Otro, hablar en su
Nombre, continuar su Buena Noticia, dar la vida como El.
Está
claro que el Dios revelado por Jesús no es vengativo, justiciero, castigador,
sino todo lo contrario: es un Dios que nos ama, nos comprende, nos disculpa,
nos perdona. Hace caso al viñador que le ruega: “Señor, déjala todavía
este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto”.
Que
la Palabra de Dios que hemos proclamado y la celebración de la Eucaristía nos
den la fuerza necesaria para dar frutos de verdadera conversión.
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