Lectura
del santo evangelio según san Marcos 10,28-31
En aquel
tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado
todo y te hemos seguido.»
Jesús dijo:
«Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o
hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo,
cien veces más –casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con
persecuciones–, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán
últimos, y muchos últimos primeros.»
Reflexión
del Evangelio de hoy
El que da
limosna ofrece un sacrificio de alabanza
El libro
del Eclesiástico, que venimos leyendo estos días en la primera lectura de
la Eucaristía, fue escrito por Ben Sirá, un escriba de Jerusalén que se
dedicó desde muy joven al estudio de la Ley y la Sabiduría, y buscó la
salvación en la oración. Por ello en su persona se unen un gran amor a la Ley y
un entusiasmo desbordante por la liturgia. La lectura de hoy es un claro
ejemplo de ello.
La
enseñanza principal de esta lectura es que en la vida de un cristiano la
celebración del culto debe ir avalada por una vida fiel a la Ley de Dios. Del
texto se desprende como un alborear del sacrificio espiritual que inaugurará
Cristo, y que nos invita a ser coherentes con nuestra fe e intentar, contando
con nuestras limitaciones, honrar a Dios con nuestra palabras y con nuestra
vida. En lugar de las ofrendas, presentemos la obediencia; en lugar de los
sacrificios, la caridad; en lugar de las expiaciones, la conversión.
El autor
sagrado nos está recordando que la verdadera liturgia grata a Dios no es la que
se celebra solemnemente en la Iglesia, sino la que se celebra en la calle, en
las casas, en las escuelas, en los ambientes de trabajo todos los días de la
semana, para apartarse del mal y combatir la injusticia.
Ya
estamos en el pórtico de la Cuaresma, tiempo propicio para revisar nuestra vida
y renovar nuestra llamada a la santidad. Seamos generosos con el Señor como nos
dice la lectura, hagamos ofrenda de nuestra vida cumpliendo su Ley y, como nos
dice el salmo responsorial, veremos la salvación de Dios.
Los
primeros serán los últimos y los últimos los primeros
Una vez
más es Pedro quien toma la palabra y habla en nombre de los doce. Parece como
si retara a Jesús. “Mira, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido”,
dijo. Su mentalidad comercial es también en ocasiones la nuestra, le damos a
Dios para que nos dé algo a cambio.
Seguro
que Jesús le contestó con una sonrisa en la boca y el corazón al ver que
todavía no se habían enterado de nada. Jesús fue claro en manifestar la
recompensa a sus seguidores, pero para que no derrocharan su heredad acabó con
una sentencia: “Muchos primeros serán últimos y muchos últimos primeros”.
La
tentación de creernos buenos, de sentirnos primeros por ser discípulos de Jesús
está siempre ahí. Por eso Jesús nos advierte de ello, para que no nos
acomodemos. Si hemos dejado todo por seguir a Jesús se tiene que notar en
nuestro obrar. Nuestra fe tiene que ser avalada con nuestra vida.
En la
primera lectura leíamos que para celebrar bien el culto y presentar ofrendas
agradables a Dios había que cumplir la Ley. Ahora nosotros somos la ofrenda,
pero para que esa ofrenda sea agradable a Dios tiene que ser acrisolada en la
prueba; por eso dice Jesús: “junto con persecuciones”. En las dificultades se
va a poner de manifiesto si de verdad seguimos a Dios por Él mismo o por una
recompensa humana y material.
Pidamos
al Señor nos conceda la gracia de vivir en constante vigilancia para que
nuestra entrega nazca de un corazón puro, libre de todo miramiento humano.
MM. Dominicas
Monasterio de Sta. Ana (Murcia)
Monasterio de Sta. Ana (Murcia)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/5-3-2019/
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