Lectura
del santo evangelio según san Lucas 6,36-38
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos: "Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis,
y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis
perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada,
remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros."
Reflexión
del Evangelio de hoy
¿Nos
sentimos avergonzados?
Ante esa exposición tan sincera del
profeta Daniel, repasando toda una lista de infidelidades del pueblo con Dios,
podemos preguntarnos: ¿cómo presentaría este mundo nuestro donde abundan las
guerras, violencia, hambrunas, migraciones, injusticias? Seguramente que con el
profeta también tendríamos que reiterar ese sentimiento de vergüenza. No es
éste el mundo que Dios ha puesto en nuestras manos para hacer de él “la casa
común”. Frente a su bondad infinita, nuestros egoísmos manifiestan actitudes de
dejación de nuestras obligaciones más inmediatas, nuestra falta de
responsabilidad ante el mal que nos rodea y la superficialidad más común ante
los problemas que causan tanto dolor en las personas.
Ese primer sentimiento de vergüenza no
es todo. Por él descubrimos y valoramos la misericordia, la confianza y la
seguridad en el perdón de Dios. Ahí resplandece quién es Dios con más nitidez.
Pese a todo ese pecado que el pueblo ha cometido, el profeta proclama la
misericordia infinita de Dios. ¿Por qué reitera el profeta esa misericordia y
perdón de Dios? Porque puede abrumarnos más la maldad cometida y dejarnos
apabullar por nuestras limitaciones. Dios perdona para que seamos capaces de
levantarnos y seguir buscando ser fieles a su llamada. El primer gesto para
ello es reconocer quiénes somos ante Él. Es lo que hace el profeta: reconocer
para aceptar el perdón y salir renovados de ese encuentro con Dios.
Dad
y se os dará
El perdón de Dios que proclama el
profeta Daniel, Jesús lo traslada a sus seguidores, como muestra de una fe
real. Toda esta serie de actitudes a las que Jesús nos invita en el evangelio
resultan chocantes en este mundo revestido de individualismo. Las relaciones
humanas son ese crisol donde se mide la calidad de nuestra fe y se convierte en
la “prueba del algodón” de la calidad de nuestro cristianismo. El trato con los
demás está entrecruzado de múltiples fallos. Nuestras carencias, así como
nuestras necesidades, nos llevan a romper la sana convivencia con los demás.
Las heridas que nos provocamos unos a otros ocasionan violencia, rencor,
distanciamiento e indiferencia. Son esas reacciones espontáneas que nos
conducen a posturas anticristianas si en el camino no somos conscientes de su
presencia en nuestro corazón.
Este es el mayor pecado para Jesús. Su
insistencia en descubrir en el otro, en el pequeño, a su misma persona, es una
forma de denunciar esa contradicción de acudir a Dios, habiendo excluido la
relación con el hermano.
La Cuaresma es tiempo de análisis, de
autocrítica de forma más sincera. Solo introduciendo en nuestras relaciones esa
invitación de Jesús, nuestra vivencia de la fe será verdaderamente real. Si no
es así, la Cuaresma no habrá entrado en nosotros.
Por eso, nos recuerda la característica
que mejor define a nuestro Padre Dios y que es una invitación a imitarle: la
misericordia. Sólo imbuidos de esa misma misericordia podremos ser capaces de
imitar a Jesús. Él nos propone dos actitudes a erradicar: juzgar y condenar.
Son actitudes que conducen a la dureza de corazón y que nos llevan a
convertirnos en jueces de los demás. Como antídoto, Jesús, una vez más, nos
invita a usar el perdón, ese del que todos estamos necesitados porque somos
conscientes de nuestro pecado. Ese perdón se nos dará cuando nosotros seamos
capaces de practicarlo sin reticencias ni reservas. Si no es así ¿cómo podemos
pedirle a Dios que nos perdone? Solo dando el perdón podemos decir con el
Padrenuestro: “perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los
que nos han ofendido”. ¿No hay mucha inconsciencia, por nuestra parte, al
recitar la plegaria que nos enseñó Jesús
Fray Salustiano Mateos Gómara
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/18-3-2019/
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
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