Nuestra Arquidiócesis en el sueño de Francisco.
En Lima intentaremos realizar el sueño de
Francisco, ese sueño nacido en Medellín, y transmitido en su inolvidable visita
al Perú, y cuyas palabras deben resonar en este templo:
a) La iglesia de Lima: iglesia pobre para los
pobres “¡Quiero una Iglesia pobre para los pobres! Ellos tienen mucho que
enseñarnos.
Además de participar del sensus fidei, en sus propios dolores
conocen al Cristo sufriente. Es necesario que todos nos dejemos evangelizar por
ellos,...reconocer la fuerza salvífica de sus vidas...ponerlos en el
centro...descubrir a Cristo en ellos,... prestarles nuestra voz en sus
causas...ser sus amigos, escucharlos, interpretarlos y recoger la sabiduría que
Dios quiere comunicarnos a través de ellos”.
b) La iglesia de Lima: realización del sueño de
una iglesia misionera “Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo
todo –nos dijo Francisco–, para que las costumbres, los estilos, los horarios,
el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta más en un cauce adecuado
para la evangelización que para la autopreservación. La reforma de estructuras,
que exige la conversión pastoral, sólo puede entenderse en este sentido:
procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras, que la pastoral en todas
sus instancias sea más expansiva y abierta...en constante actitud de salida”.
c) Una iglesia de Lima sinodal que acompaña el
caminar de nuestro pueblo -Donde caminamos juntos, conversamos con hondura, y
aprendemos unos de otros, especialmente de los que no son de nuestro círculo;
-donde apreciamos lo bueno de cada aporte, de cada modo de ser y vivir la fe;
-donde todos participamos teniendo en cuenta el valor de nuestras diversidades.
d) Una iglesia de Lima que contempla a su Señor
-escuchando la Palabra del Señor, -reuniéndose en comunidad para celebrarlo en
la Eucaristía y salir a anunciarlo en toda circunstancia, -rastreando su
presencia en la historia de los limeños, en sus avatares y problemas, en sus
búsquedas y alegrías.
e) Una iglesia de Lima que dinamiza la
espiritualidad profunda de la religiosidad popular - potenciando sus huellas
evangelizadoras, -discerniendo las costumbres agregadas con los tiempos.
f) Una iglesia de Lima signo de credibilidad
-que actúa con transparencia, -que afronta los problemas y no los esconde, -que
reconoce sus errores, pecados y hasta delitos, si existen, y los 5 enfrenta con
toda justicia y verdad.
g) Una iglesia de Lima abierta a la sociedad
civil, sus búsquedas y puntos de vista laicales -explicando con claridad,
pedagogía y respeto sus puntos de vista desde la fe, -respetando la legitima
autonomía de la sociedad civil, sin recurrir a ningún elemento manipulador, ni
interés de parte, sino atendiendo únicamente al bien común.
h) Una iglesia de Lima que acompaña el
sufrimiento de su pueblo con su acción social de servicio solidario y
comprometido -hacia los sectores más pobres, canalizando hacia ellos sus
esfuerzos en todos los ámbitos eclesiales de base, -procurando siempre el
fortalecimiento de la dignidad humana y acompañando y defendiendo a quienes
sufren injusticias: la mujer, los niños, los jóvenes, los adultos mayores. De
manera especial, la acción de la Iglesia ha de ejercerse en la defensa y la
toma de partido en favor de las víctimas, sobre todo menores, y en contra de
los abusadores del clero y de sus encubridores. ¡Nunca la iglesia, y menos aún
la jerarquía eclesial, puede ser cómplice de los abusadores y de los abusos!
¡Sin transparencia, la Iglesia no poder ser creíble! Por eso debe adelantarse a
denunciar y exponer los hechos graves y escandalosos.
i) Una Iglesia que, desde una coherente
pastoral urbana, responda a las exigencias del cuidado de la casa común con una
ecología integral que proteja a la naturaleza y a las comunidades, sobre todo a
las más vulnerables. (con las que nos sentimos solidarios en estos trágicos
días huaicos) - Esto nos ha de mantener atentos a las necesidades de los
barrios y localidades, que se han hecho insalubres para vivir por el
crecimiento desordenado, la contaminación tóxica, el caos urbano, los problemas
de transporte y la contaminación visual y acústica (Cf. Laudato sì, 44). 6
j) Una Iglesia que promueve al laicado
sensible, serio, responsable y alegre -que participa de las búsquedas más
hondas y se hace instrumento de las aspiraciones justas de toda la ciudadanía,
-que no permanece indiferente, sino que fortalece todo lo bueno noble y justo
de la causa social y política.
g) Una iglesia que organiza su economía al
servicio de la acción pastoral y de la promoción y defensa de la dignidad
humana -más cercana a la mentalidad de servicio, -más lejana a una mentalidad
comercial, rediticia o de eficiencia empresarial.
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