Lectura
del santo evangelio según san Lucas 5,27-32
En aquel
tiempo, Jesús vio a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los
impuestos, y le dijo: «Sígueme.» Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.
Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con
ellos un gran número de publicanos y otros. Los fariseos y los escribas dijeron
a sus discípulos, criticándolo: «¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y
pecadores?» Jesús les replicó: «No
necesitan médico los sanos, sino los
enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se
conviertan.»
Reflexión
del Evangelio de hoy
“El Señor
será tu delicia”
En toda
persona humana, creyente o no creyente, en todo buen judío, en todo seguidor de
Jesús, anida en su corazón, con poderosa fuerza, el anhelo de una felicidad
total. ¿Quién no desea disfrutar de una felicidad sin un miligramo de
infelicidad, de tristeza? Para un buen judío y un buen cristiano, en palabras
del profeta Isaías, ese deseo se traduce en “el Señor será tu delicia”.
El Señor
Dios en la primera lectura nos indica qué hemos de hacer para lograr que él
mismo sea nuestra delicia. Desterrar “la opresión, el gesto amenazador y la
maledicencia… partir el pan con el hambriento, guardar el sábado dedicándolo
por entero a Dios sin tratar tu interés y tus asuntos… entonces el Señor será
tu delicia”. Estas recomendaciones son del Antiguo Testamento. Jesús, nuestro
camino, verdad y vida, a quien siempre estamos dispuestos a escuchar, nos dirá
“amaos unos a otros como yo os he amado”, la mejor manera para que “entonces el
Señor será tu delicia”
“Sígueme”
Jesús, el
que ha venido hasta nosotros para traernos vida y vida en abundancia, felicidad
y no tristeza y tristeza en abundancia, va eligiendo a unos hombres para que le
ayuden y extiendan su buena y felicitante noticia. El evangelio de hoy nos
narra la llamada que hizo a Leví: “Sígueme”.
Y Leví,
dejando su buen puesto de recaudador de impuestos, siguió a Jesús hasta el
final de sus días. Leví, Mateo, cayó en la cuenta, y cada día que vivía con Él
con más insistencia, que Jesús era para él “su delicia” y que podía serlo para
cualquier persona. Sabemos que no solo predicó a Jesús y su evangelio con sus
palabras. Fue capaz de reunir y transmitir por escrito a todas las generaciones
posteriores la vida, muerte y resurrección de Jesús, en lo que llamamos
evangelio según san Mateo. Con esta gran ayuda, a muchos les ha llegado la
buena noticia de Jesús y ha sido para ellos “su delicia”.
Fray Manuel Santos Sánchez
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/9-3-2019/
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