Lectura
del santo evangelio según san Lucas 21,34-36
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tened cuidado: no se os embote la mente
con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de
repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la
tierra. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que
está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre.»
Reflexión
del Evangelio de hoy
Dichoso
el que preste atención a las palabras proféticas de este libro
En el
libro del Apocalipsis hay pasajes de muy difícil comprensión, son visiones que
nos pueden quedar muy lejanas, pero no es así con el extracto que hoy nos
ocupa.
Se nos
regala por mano de la Iglesia en este día un texto con una explosión de vida y
de vida en plenitud. Se nos habla de agua viva y del árbol de la vida con sus
doce cosechas, una para cada mes. Y es que así es Dios para la vida del
creyente.
Dios es
manantial, río, fuente, agua viva; árbol de vida, de cuyos frutos que son los
sacramentos nos alimentamos y recobrados fuerzas para seguir caminando por la
senda del bien y la verdad; Dios es luz sin tiniebla alguna, es la
lámpara que arde y brilla en medio de la oscuridad que los hombres sembramos en
este mundo por medio de nuestra indiferencia, nuestro egoísmo, por la oscuridad
de nuestra mente. Por todo ello quien quiere vivir para Dios y en el servicio a
los hermanos nada le ha de faltar para el presente y por tiempos venideros.
Terminamos
hoy el año litúrgico y tanto al final de él, como al comienzo se nos ofrece la
invitación de ser hombres y mujeres que vivan la palabra de Dios de lleno y con
profundidad, así podemos leer también hoy " dichoso el que preste atención
a las palabras proféticas de este libro"; de este libro y de toda la
Escritura, para que ellas nos hagan conocer cada vez más verdaderamente al Dios
de nuestras vidas.
“Velad y
orad en todo tiempo"
Nos
encontramos con el final del discurso escatológico de Jesús en el Evangelio de
San Lucas y las primeras palabras que nos indican el texto son: "procurad
que vuestros corazones no se emboten..." Vivir con el corazón embotado es
vivir en un espejismo, vivir como fuera del tiempo real, como dentro de una
película; es vivir tan solo con la mirada y el corazón fijos en mi yo, en mis
problemas, en mis ganas o mis desganada, así como si no existiera nada en el
mundo fuera de lo soy, tengo o me sucede. Y debemos de tener claro que nada tan
opuesto a la realidad y al querer de Dios es esto. Dios no quiere despiertos,
atentos a los dolores, angustias y alegrías propias y ajenas. Que nuestra vida
sea vivida en plenitud, es decir, desde lo profundo, desde nuestro ser interno
hacía fuera, así es como la vida toma sentido, color, gusto y plenitud.
“Velad y
orad en todo tiempo", sí, claro velad y orad, son dos actitudes
indispensables para quien pretenda considerarse discípulo de Jesús; tanto para
la vida personal, como la comunitaria. No podemos entender una sin la otra,
porque no somos entes aparte, sino seres en relación con Dios y con los
iguales.
La
vigilancia y la oración van unidas, caminan de la mano, ya que una ayuda a la
otra a no dejarnos llevar por corrientes que nos alejen de Dios y se alimentan
mutuamente. La vigilancia sobre pensamientos, palabras y obras; la vigilancia
sobre el ritmo que acoge nuestras vidas y la sociedad en la que vivimos;
vigilancia sobre los proyectos de salvación que nos llegan desde cualquier otra
orilla que no es la evangélica.
Oración
para vivir unidos a la raíz, que es Cristo; oración para que nuestro corazón
sea ensanchado para amar; oración para que Dios nos haga conocer cuáles son los
pasos a seguir; oración para mantenernos en pie ante el Hijo del hombre o mejor
para cogernos de su mano para siempre.
Feliz
Adviento, hermanos.
Monasterio Sta. María la Real -
MM. Dominicas
Bormujos (Sevilla)
Bormujos (Sevilla)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/1-12-2018/
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