Tras una breve estancia en Castel Gandolfo, ésta será la próxima residencia de Benedicto XVI.
Dentro de los Jardines Vaticanos se encuentra el
Monasterio de clausura “Mater Ecclesiae”, construido en 1992 por voluntad del
Papa Juan Pablo II, que quiso albergar dentro de la Ciudad del Vaticano un
convento internacional de vida contemplativa. El monasterio, de estilo simple
pero moderno, ha sido construido sobre la antigua residencia de los jardineros;
tanto la arquitectura como su localización, sobre una elevación de la colina
vaticana, rememora la soledad y lo sacral de los antiguos eremitorios.
El edificio está dispuesto en cuatro niveles; en los pisos
segundo y tercero hay 12 celdas para las monjas y la biblioteca, mientras que
en la planta baja y sótano, se encuentran la Capilla y el Coro (reservado para
uso exclusivo de las monjas de clausura), la portería y el locutorio para los
visitantes. Un alto seto y una gran verja con puerta de acceso delimitan el
espacio exterior del monasterio, al que se llega por una rampa hasta un pequeño
porche cubierto que comunica con la Capilla y la portería.
La única decoración existente se encuentra en la Capilla;
en su interior, vidrieras artísticas y motivos sagrados inspiran a la
contemplación. Preside el altar un precioso crucifijo, obra del escultor
Francesco Messina, que irradia un gran misticismo. La vidriera del presbiterio
recuerda el encuentro del Señor con los discípulos de Emaús, y en los
laterales, se pueden distinguir símbolos de algunas órdenes religiosas de
clausura.
En la construcción han sido utilizados materiales
modernos, revestimiento de teja y ladrillo en los muros y cornisas de piedra,
dando al edificio una imagen de severa simplicidad en su conjunto.
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