viernes, 29 de marzo de 2013

La oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní



Hoy, el Monte de los Olivos —el mismo de entonces— es uno de los lugares más venerados del cristianismo. En él encontramos un dramático punto culminante del misterio de nuestro Redentor: ahí Jesús experimentó la "última soledad", toda la tribulación del ser hombre. Ahí, el abismo del pecado y del mal le llegó hasta el fondo del alma. Ahí se estremeció ante la muerte inminente. Ahí le besó el traidor. Ahí todos los discípulos lo abandonaron.

San Juan recoge todas estas experiencias y da una interpretación teológica del lugar: con la palabra "huerto" alude a la narración del Paraíso y del pecado original. Nos quiere decir que ahí se retoma aquella historia. En aquel huerto, en el "jardín" del Edén, se produce una traición, pero el "huerto" es también el lugar de la resurrección.

—En el huerto Jesús ha aceptado hasta el fondo la voluntad del Padre, la ha hecho suya, y así ha dado un vuelco a la historia. Aquí Él ha luchado también por mí.

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