Hoy, Jesús no ha vuelto a una vida humana normal de este
mundo, como Lázaro y los otros muertos que Jesús resucitó. Él ha entrado en una
vida distinta, nueva; en la inmensidad de Dios y, desde allí, Él se manifiesta
a los suyos.
Esto era algo totalmente inesperado también para los
discípulos, ante lo cual necesitaron un cierto tiempo para orientarse. Es
cierto que la fe judía conocía la resurrección de los muertos al final de los
tiempos. Pero la resurrección a una condición definitiva y diferente —en pleno
"mundo viejo" que todavía sigue existiendo— era algo no previsto y,
por tanto, tampoco inteligible al inicio. Por eso, la promesa de la
resurrección resultaba incomprensible para los discípulos en un primer momento.
—El proceso por el que se llega a ser creyente se
desarrolla de manera análoga a lo ocurrido con la cruz: nadie había pensado en
un Mesías crucificado; ahora el "hecho" estaba allí, y este hecho
requería leer la Escritura de un modo nuevo.
Fuente: master·evangeli.net
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