Obispo y mártir.
Martirologio Romano: En Tournai, en la Galia Bélgica, san Eleuterio, obispo (c. 531).
Etimológicamente: Eleuterio = Aquel que se comporta con generosidad y libertad, es de origen griego.
Este nombre, raro en nuestros días, era muy común en los primeros siglos del cristianismo, y lo llevan catorce santos, entre los cuales un Papa que gobernó la Iglesia del año 175 al 189 y que parece murió mártir.
Hoy el Martirologio Romano recuerda a dos obispos con el mismo nombre: San Eleuterio de Constantinopla, que gobernó a la Iglesia bizantina a comienzos del siglo II o a fines del siglo V. La fecha es muy imprecisa. El otro es San Eleuterio, obispo de Tournai (Bélgica), en donde se le tiene mucha devoción.
Este santo, muy popular en el norte de Europa, vivió en un periodo sumamente difícil en la historia de Francia: probablemente nació en el año 456, y murió en el 531.
Es la época en que la Galia, ya meta de varias migraciones bárbaras, como la de los Burgundes y la de los Visigodos –convertidos mal al cristianismo, pues pasaron de la idolatría a la herejía arriana– se convirtió en tierra de conquista de los Francos del rey Clodoveo. A la conversión de estos contribuyeron la esposa cristiana, Clotilde, venerada como santa, el obispo de Reims, San Remigio, y San Eleuterio, elegido obispo de Tournai en el 484, cuando Clodoveo había hecho de esta ciudad la capital de su reino, antes de emprender la conquista de la región parisiense.
Aunque no poseamos ningún documento históricamente seguro sobre la actividad de este santo obispo y sobre su obra misionera, una biografía atribuida a San Medardo, coetáneo y hasta compañero de juegos en la infancia, cuenta muchas anécdotas de la vida de San Eleuterio y sobre sus contactos con el rey pagano Clodoveo. El mismo Medardo le predijo que un día llegaría a ser obispo, pero esa profecía equivalía a un augurio de vida difícil, incluyendo el martirio.
Los pueblos bárbaros, que de las regiones orientales se iban trasladando hacia las verdes colinas de Francia, no conocían otra autoridad sino la de su rey. Al obispo de Tournai le correspondió la tarea de sembrar la palabra de Dios entre un pueblo rudo e idólatra, los Francos, que en el 506 recibirán en masa el bautismo, siguiendo el ejemplo de su rey, después de la victoria contra los Alemanes de Tolbiac. Pero el honor de esta abundante mies le corresponderá a San Remigio. En la catedral de Tournai, meta de numerosas peregrinaciones, reposaban los restos de San Eleuterio, el humilde e infatigable obrero del Evangelio, que tuvo como campo de trabajo la nueva frontera del cristianismo, representada por los pueblos bárbaros.
Fue un extraordinario predicador, convirtió a un gran número de francos, en tiempos del rey Clodoveo. Al mismo tiempo combatió con su palabra y sus escritos a los herejes que negaban el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. En una ocasión, al salir de la iglesia donde había celebrado la misa, fue atacado por esos herejes que lo dejaron malherido. A causa de ello murió cinco días después, en el año 531. El incendio que destruyó la catedral de Tournai en 1902, consumió las reliquias de San Eleuterio, primer obispo de la ciudad, y todos los documentos antiguos sobre el santo.
Fue un extraordinario predicador, convirtió a un gran número de francos, en tiempos del rey Clodoveo. Al mismo tiempo combatió con su palabra y sus escritos a los herejes que negaban el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. En una ocasión, al salir de la iglesia donde había celebrado la misa, fue atacado por esos herejes que lo dejaron malherido. A causa de ello murió cinco días después, en el año 531. El incendio que destruyó la catedral de Tournai en 1902, consumió las reliquias de San Eleuterio, primer obispo de la ciudad, y todos los documentos antiguos sobre el santo.
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