29-02-2012 Radio Vaticana
(RV).- En los ejercicios espirituales del Santo Padre y de la Curia Romana, acompañados por la primera Carta de San Juan –resonaron en la Capilla de la Madre del Redentor, en el Palacio Apostólico– también este primer miércoles de Cuaresma, las palabras de Jesús, alentando a no amar al mundo ni las cosas mundanas. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él... El que cumple sus mandamientos permanece en Dios, y Dios permanece en él; y sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado. (cfr 2,15 y 3.22)
El Predicador de estos ejercicios espirituales, el Card. Laurent Monsengwo Pasinya, arzobispo de Kinshasa, en la República Democrática del Congo, explicó por qué eligió el tema, de «La comunión del cristiano con Dios», inspirándose en la primera Carta de San Juan: «Y nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo» (1 Jn 1, 3).
En una entrevista de Alessandro de Carolis, el purpurado, hizo hincapié en que el santo evangelista pone de relieve la importancia de la comunión en la Iglesia y escribe: «lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que hemos tocado con nuestras manos acerca de la Palabra de Vida, es lo que les anunciamos, también a ustedes, para que vivan en comunión con nosotros».
Es una respuesta que sigue siendo importante y actual, añadió el arzobispo de Kinshasa, destacando que lo fue ante los problemas de la Iglesia primitiva, así como lo es hoy y en todo momento. Ante los que no creen en Jesús, ante los que no creen que es el Mesías y que se encarnó. Es una respuesta también para los que se alejaron, para esas pequeñas comunidades denominadas del ‘nuevo despertar’ y para los fundamentalistas. Juan nos recuerda la fe en Jesucristo y la comunión con Dios, indicándonos los criterios imprescindibles para alcanzar y cultivar esta comunión con Dios.
El purpurado congoleño destacó ante nuestros micrófonos la lectura y meditación de la primera Carta de san Juan en el camino cuaresmal:
La Cuaresma es, prácticamente, un ir al desierto con Jesús, para estar más cerca de Dios. Allí donde el Señor venció al demonio, también nosotros debemos vencer. Donde Israel, en el desierto, fue derrotado por el demonio, nosotros debemos evitar ser derrotados por el demonio. Ésta es la razón de ser de la Cuaresma: pues nos ayuda a vivir más intensamente la comunión con Dios. Por lo que la comunión con Dios está en el corazón de la Cuaresma, como se lee en la Carta de San Juan: “Ustedes han vencido gracias a la unción del Espíritu, gracias a la Palabra de Dios que han recibido en el bautismo”.
El Cardenal congoleño se refirió en especial al llamado a la caridad concreta y responsable, que Benedicto XVI reitera en su Mensaje para la Cuaresma de este año:
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