13-02-2012 Radio Vaticana
(RV).- El amor que es Dios, en el centro de las reflexiones que Benedicto XVI propone para la Cuadragésimo Novena Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones próxima a celebrarse el 29 de abril, IV Domingo de Pascua bajo el tema “Las vocaciones don de la caridad de Dios”, y en el que destaca que “en todo momento, en el origen de la llamada divina está la iniciativa del amor infinito de Dios, que se manifiesta plenamente en Jesucristo”.
El mensaje recuerda la exhortación apostólica Pastores dabo vobis, del Beato Juan Pablo II quien refiriéndose en concreto al ministerio sacerdotal afirmaba que «todo gesto ministerial, a la vez que lleva a amar y servir a la Iglesia, ayuda a madurar cada vez más en el amor y en el servicio a Jesucristo, Cabeza, Pastor y Esposo de la Iglesia; en un amor que se configura siempre como respuesta al amor precedente, libre y gratuito, de Dios en Cristo». Al respecto el Sucesor de Pedro añade que toda vocación específica nace de la iniciativa de Dios y es don de la caridad de Dios.
Es preciso –escribe el Papa en su mensaje– volver a anunciar, especialmente a las nuevas generaciones, la belleza cautivadora de ese amor divino, que precede y acompaña: es el resorte secreto, es la motivación que nunca falla, ni siquiera en las circunstancias más difíciles.
Y tras recordar que la grandeza de la vida cristiana consiste en efecto en amar “como” lo hace Dios y que se trata de un amor que se manifiesta en el don total de sí mismo fiel y fecundo el Santo Padre subraya que en la apertura al amor de Dios y como fruto de este amor, nacen y crecen todas las vocaciones: con el trato frecuente con la Palabra y los Sacramentos, especialmente la Eucaristía, será posible vivir el amor al prójimo en el que se aprende a descubrir el rostro de Cristo Señor.
Hacia el final de su mensaje dirigiéndose a los “Hermanos en el episcopado, presbíteros, diáconos, consagrados y consagradas, catequistas, agentes de pastoral y todos los que se dedican a la educación de las nuevas generaciones”, los exhorta con viva solicitud a prestar atención a todos los que en las comunidades parroquiales, las asociaciones y los movimientos advierten la manifestación de los signos de una llamada al sacerdocio o a una especial consagración subrayando que es importante que se creen en la Iglesia las condiciones favorables para que puedan aflorar tantos “sí”, en respuesta generosa a la llamada del amor de Dios.
Al respecto Benedicto XVI da algunas indicaciones para la pastoral vocacional cuya tarea será la de ofrecer puntos de orientación para un camino fructífero y en la que un elemento central debe ser el amor a la Palabra de Dios, a través de una creciente familiaridad con la Sagrada Escritura y una oración personal y comunitaria atenta y constante, para ser capaces de sentir la llamada divina en medio de tantas voces que llenan la vida diaria. Pero, sobre todo, que la Eucaristía sea el “centro vital” de todo camino vocacional: es aquí donde el amor de Dios nos toca en el sacrificio de Cristo, expresión perfecta del amor, y es aquí donde aprendemos una y otra vez a vivir la «gran medida» del amor de Dios. Palabra, oración y Eucaristía son el tesoro precioso para comprender la belleza de una vida totalmente gastada por el Reino.
El mensaje del Papa indica su deseo de que las Iglesias locales, en todos sus estamentos, sean un “lugar” de discernimiento atento y de profunda verificación vocacional, ofreciendo a los jóvenes un sabio y vigoroso acompañamiento espiritual. De esta manera, explica, la comunidad cristiana se convierte ella misma en manifestación de la caridad de Dios que custodia en sí toda llamada.
Asimismo dirige su pensamiento a las familias, «comunidad de vida y de amor», indicando que las nuevas generaciones pueden tener una admirable experiencia de este amor oblativo. Ellas, efectivamente, no sólo son el lugar privilegiado de la formación humana y cristiana, sino que pueden convertirse en «el primer y mejor seminario de la vocación a la vida de consagración al Reino de Dios» haciendo descubrir, precisamente en el seno del hogar, la belleza e importancia del sacerdocio y de la vida consagrada.
El Papa pone de relieve que en el marco de la Jornada mundial de Oración por las vocaciones, los pastores y todos los fieles laicos han de colaborar siempre para que en la Iglesia se multipliquen esas «casas y escuelas de comunión» siguiendo el modelo de la Sagrada Familia de Nazaret, reflejo armonioso en la tierra de la vida de la Santísima Trinidad. El mensaje del Papa lleva fecha del 18 de octubre de 2011.
(PLJR -RV)
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