Lectura
del santo evangelio según san Mateo 4, 18-22
En aquel
tiempo, pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al
que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el
lago, pues eran pescadores. Les dijo:
-«Venid y
seguidme, y os haré pescadores de hombres.» Inmediatamente dejaron las redes y
lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo
de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo,
su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre
y lo siguieron.
Reflexión
del Evangelio de hoy
El
mensaje consiste en hablar de Cristo
El
apóstol hace un notable esfuerzo pedagógico para aclarar su mensaje sobre la
salvación que, para todos, nos viene de Cristo Jesús. Echa mano con mucha
libertad de pasajes del Viejo Testamento para decirnos que la antigua economía
salvadora tenía su relativa eficacia porque era suficiente con cumplir la ley
para lograr la salvación. Y Pablo ahora nos dice que, Cristo mediante, es aún
más fácil conseguir la salvación.
Basta con
aceptar la condición de resucitado de Cristo Jesús, vencedor de la muerte y del
pecado, que asumamos su condición divina, que viene a ser lo mismo que tengamos
fe en el que nos salvó. La fe no es un privilegio ni un recurso privativo de
nadie, pues todos somos iguales en este negociado de la salvación.
El
creyente tiene que confesar esta fe, interiorizarla y asumirla. Por eso
debe invocar el nombre del Señor y, por tanto, dejar que Él unifique todos los
detalles de nuestra biografía. Y para ello se precisan pregoneros leales,
evangelizadores con ímpetu y latido que siembren la palabra salvadora del
Maestro. Porque en el hecho de aceptar la Palabra del Señor está la clave de
nuestra vida creyente.
Dejaron
las redes y lo siguieron
Tras el
arresto de Juan Bautista, Jesús se establece en la aldea de Cafarnaúm como
centro de sus tareas evangelizadoras con sello de universalidad: desde aquí,
recorrerá toda la Galilea y a lo largo y ancho de su geografía anunciará el
mensaje del Reino, porque, como nos recordarán las primeras comunidades, la
cosa comenzó en Galilea. Es aquí donde el Maestro llama a sus primeros
colaboradores, símbolos de la nueva humanidad que acoge la buena noticia del
Reino y se dejan enamorar por la fuerza de esta noticia.
El
esquema de este discipulado es, amén de claro, revelador: la iniciativa es
siempre del Señor; la labor del Reino urge, por lo que la respuesta para
enrolarse en su servicio se espera sea rápida e incondicional; y el programa de
esta llamada y seguimiento es el propio Jesús de Nazaret, su vida, su palabra,
su persona y su misión.
Los que
secundan esta llamada se verán facultados para ser servidores y predicadores de
humanidad, y al exclusivo servicio de humanizar nuestro mundo, según la
voluntad del que llama. Y prueba de ello es el remate de este breve texto
evangélico: Jesús transmite su mensaje –proyecto del Reino de Dios- y se acerca
al mundo dolorido curando las enfermedades.
¿Tenemos
presente en la comunidad que la persona y mensaje de Jesús es siempre el mejor
programa de nuestro quehacer evangelizador?
Andrés
fue el primer apóstol llamado por el Señor a seguirle, y como él dio su vida en
una cruz, en Patras, Grecia.
Fr. Jesús Duque O.P.
Convento de Santo Domingo de Scala-Coeli (Córdoba)
Convento de Santo Domingo de Scala-Coeli (Córdoba)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
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