viernes, 30 de noviembre de 2018

Evangelio del día, 30-11-2018 (Trigésimo Cuarta Semana del Tiempo Ordinario, Año Par)


Lectura del santo evangelio según san Mateo 4, 18-22
En aquel tiempo, pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo:
-«Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.» Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

Reflexión del Evangelio de hoy
El mensaje consiste en hablar de Cristo
El apóstol hace un notable esfuerzo pedagógico para aclarar su mensaje sobre la salvación que, para todos, nos viene de Cristo Jesús. Echa mano con mucha libertad de pasajes del Viejo Testamento para decirnos que la antigua economía salvadora tenía su relativa eficacia porque era suficiente con cumplir la ley para lograr la salvación. Y Pablo ahora nos dice que, Cristo mediante, es aún más fácil conseguir la salvación.
Basta con aceptar la condición de resucitado de Cristo Jesús, vencedor de la muerte y del pecado, que asumamos su condición divina, que viene a ser lo mismo que tengamos fe en el que nos salvó. La fe no es un privilegio ni un recurso privativo de nadie, pues todos somos iguales en este negociado de la salvación.
El creyente  tiene que confesar esta fe, interiorizarla y asumirla. Por eso debe invocar el nombre del Señor y, por tanto, dejar que Él unifique todos los detalles de nuestra biografía. Y para ello se precisan pregoneros leales, evangelizadores con ímpetu y latido que siembren la palabra salvadora del Maestro. Porque en el hecho de aceptar la Palabra del Señor está la clave de nuestra vida creyente.
Dejaron las redes y lo siguieron
Tras el arresto de Juan Bautista, Jesús se establece en la aldea de Cafarnaúm como centro de sus tareas evangelizadoras con sello de universalidad: desde aquí, recorrerá toda la Galilea y a lo largo y ancho de su geografía anunciará el mensaje del Reino, porque, como nos recordarán las primeras comunidades, la cosa comenzó en Galilea. Es aquí donde el Maestro llama a sus primeros colaboradores, símbolos de la nueva humanidad que acoge la buena noticia del Reino y se dejan enamorar por la fuerza de esta noticia.
El esquema de este discipulado es, amén de claro, revelador: la iniciativa es siempre del Señor; la labor del Reino urge, por lo que la respuesta para enrolarse en su servicio se espera sea rápida e incondicional; y el programa de esta llamada y seguimiento es el propio Jesús de Nazaret, su vida, su palabra, su persona y su misión.
Los que secundan esta llamada se verán facultados para ser servidores y predicadores de humanidad, y al exclusivo servicio de humanizar nuestro mundo, según la voluntad del que llama. Y prueba de ello es el remate de este breve texto evangélico: Jesús transmite su mensaje –proyecto del Reino de Dios- y se acerca al mundo dolorido curando las enfermedades.
¿Tenemos presente en la comunidad que la persona y mensaje de Jesús es siempre el mejor programa de nuestro quehacer evangelizador?
Andrés fue el primer apóstol llamado por el Señor a seguirle, y como él dio su vida en una cruz, en Patras, Grecia.

Fr. Jesús Duque O.P.
Convento de Santo Domingo de Scala-Coeli (Córdoba)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/

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