Lectura
del santo evangelio según san Lucas 19,41-44
En aquel
tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando: «¡Si
al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no: está
escondido a tus ojos. Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de
trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro,
y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el momento de mi
venida.»
Reflexión
del Evangelio de hoy
No llores
más
Este
pasaje del Apocalipsis, con un lenguaje un tanto complicado, empieza a
clarificarse al identificar al “cordero degollado”, al “león de Judá”, al
“vástago de David” con Cristo Jesús.
El texto
nos presenta la situación, con angustia y lágrimas, en la que nadie puede abrir
un libro especial, “el rollo” y ver así su contenido, un “rollo escrito por
dentro y por fuera y sellado con siete sellos”. Este libro describe la historia
de la humanidad. Solo Cristo Jesús, “el cordero degollado”, el que fue
crucificado, el que entregó su vida por amor a todos nosotros, es capaz de
abrir ese importante libro y nos explica bien cuál es la historia de la
humanidad. “Con tu sangre has comprado para Dios hombres de toda tribu, lengua
y nación”. Con su vida, muerte y resurrección, destruyó para siempre el pecado
y sus consecuencias, nos devolvió la relación amorosa a los hombres con Dios,
consiguiendo que la historia de la humanidad no fuera la historia de un
fracaso, sino la historia de la salvación, la historia del triunfo del amor,
logrando para todos la resurrección a la plenitud de la vida y de la
felicidad.
Dijo
llorando…
Bien
sabemos que Jesús es Dios y hombre verdadero. Nuestro peligro es olvidarnos de
uno de los extremos y quedarnos solo con el otro. Quedarnos, en uno de los
casos, con que es Dios, algo que es verdad, y olvidarnos que también es un ser
humano como cualquiera de nosotros.
El
evangelio de hoy nos muestra el lado más humano de Jesús. De entrada, no nos
atrevemos a decir que Dios llora, pero sí podemos afirmar que Jesús llora
porque tiene un corazón humano. Y llora porque es rechazado por los habitantes
de Jerusalén a los que él tanto quería.
Jesús les
ha ofrecido su buena noticia, en la que va incluido su amor, su luz, su
esperanza… algo capaz de saciar los deseos más profundos del cualquier corazón
humano en su anhelo de sentido y felicidad. Nadie puede ofrecer lo que Jesús
ofrece. Y se encuentra que es rechazado por los moradores de Jerusalén. Es
verdad, lo podemos repetir, Jesús llora porque él es rechazado, pero llora
mucho más por los que le rechazan porque se pierden un gran tesoro. “¡Si al
menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz!”, porque llegarán
para Jerusalén momentos de devastación y destrucción… “porque no reconociste el
momento de mi venida”.
Ante este
evangelio, surge una pregunta para nosotros seguidores de Jesús en el siglo
XXI: ¿acogemos con emoción profunda a Jesús y seguimos sus huellas o somos
capaces de rechazarle?
Fray Manuel Santos Sánchez
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
No hay comentarios:
Publicar un comentario