Lectura
del santo evangelio según san Lucas 21,20-28
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando veáis a Jerusalén sitiada por
ejércitos, sabed que está cerca su destrucción. Entonces, los que estén en
Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los
que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de
venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén
encinta o criando en aquellos días! Porque habrá angustia tremenda en esta
tierra y un castigo para este pueblo.
Caerán a filo de espada, los llevarán
cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta
que a los gentiles les llegue su hora. Habrá signos en el sol y la luna y las
estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo
del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la
ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se
tambalearán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran
poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se
acerca vuestra liberación.»
Reflexión
del Evangelio de hoy
En esta
época nuestra, donde cada día al leer la prensa, al oír la radio, al ver los
telediarios… la inmensa mayoría de las noticias que nos brindan son malas
noticias, de corrupciones, de enfrentamientos políticos, de 815 millones de
seres humanaos que pasan hambre diariamente, de guerras, de emigrantes
obligados a salir de su país con el futuro incierto de encontrar un país de
acogida, de millones que sufren el paro y el descarte… escuchar las dos
lecturas de hoy tiene que reconfortar nuestros oídos y nuestro corazón.
Ciertamente
al hablar del final de los tiempos su lenguaje es apocalíptico y tremendista.
Pero el contenido de sus palabras es capaz de llenar de esperanza fundada el
corazón de toda persona humana. Pues proclama la destrucción de
Babilonia, la gran ciudad, la gran prostituta, la que se ha alejado y lucha
contra Dios… El mal, símbolo de esa ciudad, y el que nos hace sufrir tanto en
sus diversas manifestaciones va a ser aniquilado para siempre. El Hijo del
hombre, que también es Hijo de Dios, vendrá “con gran poder y gloria” y vencerá
al mal, a todo lo que hace mal y daño al hombre. “Levantaos, alzad la cabeza,
se acerca vuestra liberación”.
La vida
humana no se agota en esta tierra. Tiene un segundo tiempo donde todo lo que
nos hace sufrir va a desaparecer. Se acabarán las guerras donde los seres
humanos se matan entre sí, ya no habrá relaciones humanas en las familias, en
las comunidades, en los lugares de trabajo, que sean un infierno, entre las
naciones reinará la paz, ya no habrá ni cáncer, ni sida, ni metralletas, ni
engaños, ni terrorismos, ni holocaustos, ni corrupciones, ni injusticias… todo
eso pertenece al primer mundo, ese mundo que las lecturas de hoy anuncian su
completa desaparición. Nos espera un segundo tiempo, un segundo mundo, donde
Dios y solo Dios, que es Amor va a reinar. “Venid, benditos de mi Padre a
disfrutar del reino preparado para vosotros desde la creación del
mundo”.
Fray Manuel Santos Sánchez
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/29-11-2018/
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