Lectura
del santo evangelio según san Lucas 18,35-43
En aquel tiempo, cuando se
acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino, pidiendo
limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le explicaron:
«Pasa Jesús Nazareno.»
Entonces gritó: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!»
Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!»
Jesús se paró y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó:
«¿Qué quieres que haga por ti?»Entonces gritó: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!»
Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!»
Él dijo: «Señor, que vea otra vez.»
Jesús le contestó: «Recobra la vista, tu fe te ha curado.»
En seguida recobró la vista y lo siguió glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.
Reflexión
del Evangelio de hoy
Lo que
hemos experimentado
Sabemos
eso de que si hay dos personas en una habitación y en ella hay una lámpara de
dos colores, dependiendo del lugar en el que esté situada cada una de estas
personas puede tener una visión diferente de un mismo hecho, todos damos
nuestra opinión según lo que vemos, experimentamos… pero también según estemos
nosotros en ese momento y así transmitimos lo vivido.
Quien
disfruta con la lluvia, en un día soleado puede que no esté de tan buen humor,
pero en un día de lluvia se transforma su cara con una gran sonrisa. Aquellos
que no son amantes de los días lluviosos lo vivirán de forma contraria, pero
eso no significa que no hayan de vivir ambas experiencias, porque de esta
manera sabrán con cuál se quedan.
Estamos
llegando al final del año litúrgico, comenzaremos un ciclo nuevo, llega el
Adviento, tiempo de espera y esperanza, de hacer todo nuevo para que la vida
nos sorprenda con nuevas experiencias y nos llene de energía, también se nos
irán quedando por el camino parte de nuestra existencia, pero está en nosotros
saber nutrirnos de lo experimentado para que podamos afrontar nuevos retos.
¿Sabes disfrutar
de la frescura de la lluvia y de la energía del calor del sol? ¿Te rindes ante
las experiencias complicadas y sólo sabes sacar enseñanzas de las
gratificantes?
Ver con
otros ojos, contemplar con otra mirada
Hay quien
piensa que sería incapaz de vivir si no pudiera ver, es cierto que se complica
la existencia de una persona cuando le falta el sentido de la vista, pero es
igual de cierto, o más, que se agudizan los otros y los invidentes son capaces
de captar sensaciones que para los que podemos ver son más difíciles de
percibir.
El ciego
de Jericó sabía quién era Jesús, no le veía pero había escuchado sobre él y
estaba pendiente de su paso por donde estaba. Llamó su atención y tenía claro
que en Jesús estaba la salvación de su dificultad. La actitud de Jesús en su
pregunta “¿Qué quieres que haga por ti?” nos parece un ofensa a la obviedad,
pero es muy clara la intención para nosotros, porque a veces no sabemos qué
necesitamos, puede que prefiramos quedarnos en una comodidad de “ceguera”, para
que no nos exijan nada ya que “no podemos”, pero si de verdad queremos que nos
quiten la “ceguera” es para ponernos en actitud de caminar y de cambiar. La
pregunta no es tan obvia porque espera una respuesta contundente y
comprometedora.
Hoy nos
pueden hacer esa misma pregunta a nosotros, que tenemos diferentes cegueras y
no sé si sabría contestar con sinceridad “quiero ver, Señor”, no sé si prefiero
quedarme en mi comodidad o dar un paso adelante. Ahí queda la pregunta
para que le demos respuesta.
“¿Qué
quieres que haga por ti?”
Hna. Macu Becerra O.P.
Dominicas Misioneras de la Sagrada Familia
Dominicas Misioneras de la Sagrada Familia
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
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