Lectura del santo evangelio según san Mateo
28,8-15
En
aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas
y llenas de alegría, corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús
les salió al encuentro y les dijo: "Alegraos." Ellas se acercaron, se
postraron ante él y le abrazaron los pies. Jesús les dijo: "No tengáis
miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán."
Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y
comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los
ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma,
encargándoles: "Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el
cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernador,
nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros." Ellos tomaron el
dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido
difundiendo entre los judíos hasta hoy.
Reflexión del Evangelio de hoy
Todos
nosotros somos testigos
La
liturgia de hoy nos propone como lectura, el inicio del libro de los Hechos de
los Apóstoles que iremos desgranando a lo largo del tiempo pascual. Antes de
subir al cielo, Jesús había anunciado a sus discípulos que tras recibir el
Espíritu Santo serían sus testigos en Jerusalén, Judea, Samaría y hasta los
confines de la tierra (1,8). En el texto de hoy encontramos el comienzo
del cumplimiento del anuncio de Jesús. Los discípulos comienzan a dar
testimonio de Jesús en Jerusalén (2,14-41). Pedro junto a los once y, por
tanto, en nombre de toda la comunidad, se pone en pie y toma la palabra.
Se dirige a los judíos, lo que será importante en su argumentación.
El
discurso se divide en tres partes: a) Introducción y esclarecimiento del
fenómeno de Pentecostés a la luz del profeta Joel (2,14-21); b) Anuncio del
Kerigma y explicación como la muerte, resurrección y exaltación de Jesús cumple
las profecías (2, 22-36); c) exhortación a la conversión (2, 37-41). En nuestro
texto encontramos la introducción y casi la segunda parte completa.
Pedro,
tras el saludo inicial, prosigue su discurso proclamando el Kerigma. ¿Pero
qué queremos decir con este vocablo griego? El kerigma era anuncio de
lo esencial sobre la vida y misión de Jesús a aquellos que aún no lo
conocían. En él se explicaba la identidad de Jesús. Se le presenta como un ser
humano, y no una figura mítica, aludiendo a su patria chica, “de Nazaret”, pero
un ser humano especial que ha sido acreditado por Dios con milagros, signos y
prodigios (22). También recoge su pasión en la cruz a la que le habían
condenado los judíos (23), y por supuesto lo más importante: su resurrección
(24).
Puesto
que el auditorio es judío, Pedro va mostrando (25-28) que todo esto forma parte
del plan de Dios que ya había sido anunciado en la Escritura (Sal 17,6;
Sal 15,8-11; Sal 131,1), y alude especialmente al rey David al que Natán
había hecho la promesa de que el Mesías sería un descendiente suyo (2 Sam 7,
12-13. La resurrección de Jesús confirma esa promesa mesiánica.
Pedro
ante los judíos que le escuchan, realiza dos estrategias en su predicación: en
primer lugar, se limita a anunciar lo esencial del mensaje, lo determinante; y
en segundo lugar, utiliza un lenguaje que los hebreos conocen bien para
presentar el “acontecimiento de Jesús de Nazaret”. En Jesús se realiza lo que
ya estaba anunciado. En Él se cumple la Escritura. Él es el Mesías esperado. Al
igual que Pedro y los once, nosotros también somos testigos de la resurrección
de Jesús ¿Cómo es mi anuncio de la fe? ¿Transmito lo esencial de la persona y
el mensaje de Jesús? ¿Utilizo el lenguaje de mis destinatarios para que
entiendan el mensaje?
Que
vayan a Galilea…allí me verán
El
Evangelio de la liturgia de hoy nos presenta dos escenas, a modo de díptico:
una en la que las protagonistas son las mujeres y otra en la que los
protagonistas son los hombres.
Veamos
la primera escena. María Magdalena y la otra María marchan a toda prisa, tras
el encuentro con el ángel en el sepulcro vacío a anunciar a los discípulos su
mensaje. Jesús no está ahí: ha resucitado. Ellas llevan dos emociones dentro:
el miedo y la alegría. El miedo que les provoca el desconcierto de la noticia
recibida, y la alegría de pensar que sea cierto. En ese camino es Jesús el que
les sale al encuentro y les invita precisamente a potenciar una emoción, la
alegría; y a desterrar la otra, el miedo. Ellas lo reconocen y se postran (proskinein es
el verbo que utiliza Mateo para expresar el reconocimiento de Jesús como el
Señor cf. 28,18). Ahora es Jesús el que las envía a sus hermanos para que
vayan a Galilea, allí le verán. Estas mujeres son enviadas por Jesús a ser
auténticas predicadoras. Han de señalar a los discípulos donde encontrar a
Jesús. Por ello será llamada María Magdalena “apostolorum apostola” (apóstol de
los apóstoles) por nuestro hermano Tomás de Aquino. Ella anuncia a los
apóstoles lo que a su vez anunciarán ellos por todo el mundo.
La
segunda parte del díptico se desarrolla de forma simultánea. Los guardias que
han sido testigos en el sepulcro vacío de la presencia del ángel del Señor,
huyen atemorizados. Van a la ciudad a contar lo ocurrido los sumos sacerdotes.
Su pacto es mentir sobre lo ocurrido con el cuerpo de Jesús a cambio de dinero.
El evangelio termina diciendo “esta historia se ha ido difundiendo entre los
judíos hasta hoy”, refiriéndose así al momento en que se escribe el evangelio.
Viendo
ambos dípticos, observamos que ante la Resurrección de Jesús, la primera
actitud, la de las mujeres provoca un cambio en la Historia de la humanidad,
mientras la de los judíos hace que todo continúe igual. Y es que reconocer a
Jesús resucitado es entender y vivir la vida de forma diferente. Es vislumbrar
al Resucitado que en medio de nuestros acontecimientos diarios impulsa todo lo
que hace brotar la vida y libera a la humanidad de caer en las muertes
cotidianas. Esta es también nuestra misión. Nosotros/as también hemos sido
testigos de la resurrección de Jesús ¿cómo y dónde invito a mis hermanos donde
encontrar a Jesús? ¿Cómo impulso en mi mundo los brotes de vida y libero de las
muertes cotidianas a mis hermanos?
Hna. Mariela
Martínez Higueras O.P.
Congregación de Santo Domingo
Congregación de Santo Domingo
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