Lectura del santo evangelio según san Juan
14, 21-26
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que acepta mis mandamientos y
los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré
y me revelaré a él.»
Le
dijo Judas, no el Iscariote: «Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a
nosotros y no al mundo?»
Respondió
Jesús y le dijo: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y
Reflexión del Evangelio de hoy
La
fuerza del Resucitado les acompaña
Estamos
ya inmersos de pleno en el recorrido del primer viaje misionero de Pablo,
y en él aparece con fuerza “aquello” que Jesús había anunciado a
sus discípulos en el discurso de despedida. Jn16
Tanto
el enfrentamiento, persecución, oposición frontal…, como saber expresar y
anunciar la Buena Noticia que es Cristo Resucitado, estarán presente en su
vida. ¿Cómo Pablo y los demás Apóstoles saben situarse en cada ocasión?
Unas veces huyen a otras ciudades, otras veces son protegidos por los
hermanos, las más de las veces resisten en la persecución, los ultrajes, los
sufrimientos de todo tipo…, y todo ello teniendo claro que la Verdad debe ser
anunciada a “tiempo y a des-tiempo” como más tarde señalará Pablo a Timoteo.
Podríamos
afirmar como sugiere algún biblista, que estamos ante un libro que podría
llevar el subtítulo: “La fuerza del Espíritu en la expansión del Evangelio”. Y
encontramos que su contenido es el actuar de ese “Espíritu-Consolador que hará
que recuerden lo que Jesús les enseñó y les explicará todo”. La promesa de
este consuelo la hemos escuchado en Jn 14 y en los Hch pareciera que
tocamos esa realidad, esa vivencia. El Espíritu Santo que dirigió a Jesús a lo
largo de toda su vida, ahora es el que dirige a Pablo y Bernabé en la
tarea de llevar el Evangelio al mundo gentil. La fuerza de este
Espíritu les sostiene, les guía, les fortalece. Solo necesitan: ser dóciles. Y
a nosotros cristianos católicos, ¿no se nos hace la misma promesa-exigencia
hoy? ¿Se habrá quedado el Espíritu sin voz o estamos nosotros sordos y faltos
de confianza en las posibilidades que tenemos?
Materialmente
tenemos tanto, que quizás haya adormecido nuestra creatividad y
sencillez en el anuncio y el riesgo de decir y vivir el Evangelio. Sin
embargo sabemos que solo en ese hecho está la salvación. “ El que tiene,
el que acepta, el que pone en práctica mis mandamientos, ese me ama de verdad,
y el que así ama, será amado por mi Padre, y Yo me manifestaré a él”. Jn 14, 21
El
termómetro para saber la calidad de nuestra pertenencia y fidelidad en el
seguimiento es fácil de entender y definir, no se necesita ni muchos doctorados
ni grandes y detalladas tesis; simplemente mirar quién y quiénes están en el
centro de nuestras preocupaciones y ocupaciones diarias. Si la respuesta es que
“mi-yo” no es el que sobre sale y está pacificado… continuemos caminando con
alegría, sabedores que con la fuerza del Espíritu podemos realizar la misión
principal que nuestro mundo aunque no siempre la espere, la necesita. Ser
testimonio de Cristo Resucitado con la palabra y la vida. Así lo hacen,
Pablo, Bernabé y los demás discípulos de ayer y de hoy.
Pablo
y Bernabé dejan actuar al don especial recibido, perciben y entienden que la fe
predicada ha penetrado en el corazón de este paralitico que escucha
y le dispone a acoger la grandeza del milagro de la sanación. Pablo le ordena
levantarse, ni tan siquiera pronuncia el nombre de Jesús. El texto señala que “él
se levantó y comenzó a caminar “. Para nosotros es obvio que es por el
poder de Dios por el cual este signo se realiza; pero pensemos un momento en
tantos ateos, agnósticos e indiferentes que conocemos, ¿qué reacciones
tienen cuando oyen hablar de Jesús? No son iguales, pero también están cargadas
de idolatrías. ¡A cuántos dioses adoran, y a cuántos adoramos también nosotros!
Estos
testigos que nos presenta el libro de los Hechos, tuvieron la habilidad
pedagógica de acomodar sus palabras a la situación de sus oyentes, no hablaron
de la misma manera a los judíos que a los paganos, ni tan siquiera el
contenido o Kerigma que exponían cada vez era el mismo. Lo primero es
“despertar” la atención de sus oyentes, conocer lo que les interesa; Hch 14,15-17,
saben adaptase y esperar, hasta que los oyentes puedan acoger el mensaje
liberador que es Cristo Resucitado.
¡Hoy
estamos tan faltos de encontrar esa habilidad de los Apóstoles para realizar
nuestra vocación misionera! Roguemos a ese Espíritu Consolador que acompañe
nuestros discernimientos, para que encontremos nuevas miradas sobre
nuestra realidad y lleguemos a “poner en práctica sus palabras” Jn
14,21.24.
Hna. Virgilia León
Garrido O.P.
Congregación Romana de Santo Domingo
Congregación Romana de Santo Domingo
No hay comentarios:
Publicar un comentario