martes, 17 de abril de 2018

Evangelio del día, 17-04-2018 (Tercera Semana de Pascua)

Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 30-35
En aquel tiempo, dijo la gente a Jesús: - «¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: "Les dio a comer pan del cielo."» Jesús les replicó: - «Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo.» Entonces le dijeron: - «Señor, danos siempre de este pan.» Jesús les contestó: - «Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed.»

Reflexión del Evangelio de hoy
Señor, no les tengas en cuenta este pecado

Esteban se enfrenta a un ambiente hostil, de persecución, y pregunta a escribas y ancianos de la ley porqué persiguieron a los profetas. Pero ellos, no lo están haciendo mejor, ellos están ejerciendo la misma persecución sobre los nuevos profetas que siguen a Cristo resucitado.
Recibisteis la ley por mediación de ángeles y no la habéis observado. Todo lo que sustenta vuestra fe no lo cumplís. La ley es un vestido roñoso a lo que no dais vida.
Esteban primero les recuerda sus orígenes de su religión, y sus infidelidades les llama duros de cerviz e incircuncisos del corazón, porque no hay cosa peor que un corazón impuro. Esteban despierta la rabia, y la rabia ya sabemos que se alimenta del odio un odio que conducirá a desencadenarse en violencia.
Esteban comenta su visión celestial: vio a Jesús de pie a la derecha de Dios. Nada más comentar esto fue suficiente para que desencadenara la violencia. Dándose así el primer martirio después de Jesús de uno de sus discípulos. Hay un paralelismo pues entre la muerte de Esteban y la de Jesús: ambos murieron perdonando y entregando confiadamente su espíritu. Esteban pone así en la cima de la cruz el seguimiento a Jesucristo, hasta sus últimas consecuencias. Hombres llenos de Espíritu de Dios viven con valentía su fe, hasta que un día esa fe tendrá que ser asumida hasta el último suspiro.
¿Cuál es tu obra?
La gente quería ver signos espectaculares en Jesús para creer, pero Jesús insiste en que la fe es un don gratuito y desinteresado. La gente recuerda el maná en el desierto como un signo de Moisés, pero Jesús les hace ver que fue Padre Dios el autor de esa proeza.
La gente quiere el pan del pasado, que ni recuerdan, ni han comido de él, sólo quieren experimentar un signo de Dios que ocurrió en el pasado con sus padres y abuelos, y sólo han oído hablar de ello.
Jesús se presenta a él mismo como el pan del presente: Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y saciará la sed. La fe en Jesús es más poderosa que cualquier milagro o signo extraordinario que se espere. Pero la gente sigue exigiendo a Dios pruebas, obras. No comprenden que para creer en Jesús pasa por vivir, con él y para él.

Fr. Alexis González de León O.P.
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/17-4-2018/

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