Lectura del santo evangelio según san Juan
6, 30-35
En
aquel tiempo, dijo la gente a Jesús: - «¿Y qué signo vemos que haces tú, para
que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el
desierto, como está escrito: "Les dio a comer pan del cielo."» Jesús
les replicó: - «Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino
que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios
es el que baja del cielo y da vida al mundo.» Entonces le dijeron: - «Señor,
danos siempre de este pan.» Jesús les contestó: - «Yo soy el pan de la vida. El
que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed.»
Reflexión del Evangelio de hoy
Señor,
no les tengas en cuenta este pecado
Esteban
se enfrenta a un ambiente hostil, de persecución, y pregunta a escribas y
ancianos de la ley porqué persiguieron a los profetas. Pero ellos, no lo están
haciendo mejor, ellos están ejerciendo la misma persecución sobre los nuevos
profetas que siguen a Cristo resucitado.
Recibisteis
la ley por mediación de ángeles y no la habéis observado. Todo lo que sustenta
vuestra fe no lo cumplís. La ley es un vestido roñoso a lo que no dais vida.
Esteban
primero les recuerda sus orígenes de su religión, y sus infidelidades les llama
duros de cerviz e incircuncisos del corazón, porque no hay cosa peor que un
corazón impuro. Esteban despierta la rabia, y la rabia ya sabemos que se
alimenta del odio un odio que conducirá a desencadenarse en violencia.
Esteban
comenta su visión celestial: vio a Jesús de pie a la derecha de Dios. Nada más
comentar esto fue suficiente para que desencadenara la violencia. Dándose así
el primer martirio después de Jesús de uno de sus discípulos. Hay un
paralelismo pues entre la muerte de Esteban y la de Jesús: ambos murieron
perdonando y entregando confiadamente su espíritu. Esteban pone así en la cima
de la cruz el seguimiento a Jesucristo, hasta sus últimas consecuencias. Hombres
llenos de Espíritu de Dios viven con valentía su fe, hasta que un día esa fe
tendrá que ser asumida hasta el último suspiro.
¿Cuál
es tu obra?
La
gente quería ver signos espectaculares en Jesús para creer, pero Jesús insiste
en que la fe es un don gratuito y desinteresado. La gente recuerda el maná en
el desierto como un signo de Moisés, pero Jesús les hace ver que fue Padre Dios
el autor de esa proeza.
La
gente quiere el pan del pasado, que ni recuerdan, ni han comido de él, sólo
quieren experimentar un signo de Dios que ocurrió en el pasado con sus padres y
abuelos, y sólo han oído hablar de ello.
Jesús
se presenta a él mismo como el pan del presente: Yo soy el pan de la vida. El
que viene a mí no pasará hambre, y saciará la sed. La fe en Jesús es más
poderosa que cualquier milagro o signo extraordinario que se espere. Pero la
gente sigue exigiendo a Dios pruebas, obras. No comprenden que para creer en
Jesús pasa por vivir, con él y para él.
Fr. Alexis González
de León O.P.
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/17-4-2018/
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)
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