Afiche del Niño por Nacer 2018 |
25 DE MARZO 2018
“Unidos por la Vida”
Recogiendo el espíritu del lema que
resume el mensaje renovador en la fe que trajo el Papa Francisco al pueblo
peruano en su reciente visita —“¡unidos por la esperanza!”—, en la celebración anual
del Día del Niño por Nacer decimos: ¡unidos por la vida!
Cada ser humano vivo lleva, desde el
mismo inicio de su existencia, un sello intrínseco de esperanza, porque está
marcado por la huella de la imagen y semejanza divinas, y el Señor dice también
a ellos: “bien sé los pensamientos que pienso sobre ustedes… darles un futuro de
esperanza” (Jer. 29,11). Por eso, así como la esperanza nos une en el esfuerzo
de acogerla como don venido de Dios y en el deseo de protegerla y custodiarla
en medio de nosotros, la vida de cada ser humano debe también unirnos a acogerla
como don de Dios que debe ser custodiado. Esto se hace más evidente en sus
inicios, en ese asombroso espacio de tiempo en el que Dios confía aquel ser
humano apenas llamado a la vida al cuidado de otro ser humano, una mujer, que
lo lleva en su seno hasta que nazca.
Hace unos años Francisco afirmaba
que toda vida humana “es un don de Dios y garantía
del futuro de la humanidad”[1],
por lo que se debía educar las conciencias a defender siempre la vida, ya desde
el vientre materno. Eso mismo ha querido resaltar al observar muchos niños alzados por papás y mamás en
su paso por nuestras ciudades. Ve en esos niños una riqueza de nuestro pueblo
que nos pide cuidar: “eso dice ‘futuro’, eso dice ‘esperanza’, porque nadie
trae hijos al mundo si no tiene esperanza”[2].
El Papa ha repetido muchas veces que
no nos dejemos robar la esperanza; podemos decir ahora “no nos dejemos robar la
vida”, la vida de cada peruano en el seno materno. Sabemos que hoy el niño por
nacer ve amenazada su existencia por globalizadas corrientes ideológico-culturales
y sociales “anti-vida”, con fuertes lobbys políticos y poderoso apoyo económico.
Pero la amenaza a la vida del niño por nacer se inicia con la falta de unidad, es
decir: con la indiferencia de quien está al lado de aquella mujer o familia que
en medio de una crisis esperan un niño por nacer y no les brinda la ayuda que
necesitan; con los juicios y condenas de quienes deberían ser misericordiosos
ante las fragilidades humanas o tragedias humanas que desembocan en embarazos
“no esperados”; con la falta de solidaridad del hermano que vive la misma fe
católica y debería hacer concreta la caridad en obras de servicio hacia los más
vulnerables. Y entonces, en esa mujer, en esa familia, empieza a opacarse la
esperanza que porta la vida del nuevo niño por nacer —detrás de la cual toda la
sociedad debería estar solidariamente unida— y así, el diálogo con la
alternativa de no traer ese hijo al mundo toma forma y crece.
No pocas veces el contexto social en
el que se desarrolla la vida de aquel niño y de su madre y su familia es uno de
esos “momentos difíciles de adversidad”, de aquellos que “miden el alma de una
comunidad” según cómo logra unirse para enfrentarlo y mantener así viva la
esperanza; Francisco nos ha exhortado “a tener un amor concreto, no de ideas,
concreto, de obras, de manos tendidas, de compasión; que sabe construir y
reconstruir la esperanza cuando parece que todo se pierde”[3].
Eso significa estar unidos por la vida.
La unidad siempre es obra del Espíritu Santo, no es obra de los hombres; y debe ser siempre implorada al Padre, como nos lo ha enseñado Jesucristo (cf. Jn 17,11). Pidamos a Santa María, nuestra Madre, Esposa del Espíritu Santo, que nos obtenga de Él la gracia de estar unidos por la vida de cada niño peruano por nacer, esperanza y futuro de nuestro pueblo.
COMISIÓN EPISCOPAL DE FAMILIA Y VIDA
[1] SS Francisco, Mensaje para la Semana Nacional de la
Familia en Brasil (09.08.2013)
[2] SS Francisco, Rueda de prensa en el vuelo de regreso
de Chile y Perú (22.01.2018)
No hay comentarios:
Publicar un comentario