Un pontífice que pide todos los días que recen por
él
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(ZENIT – 13 de marzo 2018).- “Hermanos y hermanas, buenas tardes”: Con
estas palabras se dirigió Francisco al comenzar su pontificado a los miles de
fieles que abarrotaban la plaza de San Pedro, en el Vaticano.
Hoy, 13 de marzo de 2018, se cumplen cinco años desde que los cardenales
reunidos en cónclave en la Capilla Sixtina, eligieron al cardenal Jorge Mario
Bergoglio, jesuita y arzobispo de Buenos Aires, como sucesor de Pedro. (Ver vídeo
de Vatican Media)
De la chimenea de la Capilla Sixtina salió humo
blanco a las 19:05 horas. Las campanas de la basílica de San Pedro
seguían repicando al vuelo, anunciando la gran alegría. ¡Habemus Papam!
El Cónclave comenzó el 12 de marzo, con la participación de 115
cardenales. Francisco fue elegido al menos con el voto de 77 de los 105
cardenales.
Al tener el resultado de la votación, el cardenal Giovanni Battista Re
interrogó al Card. Bergoglio, en nombre de todo el colegio de los electores:
“¿Aceptas tu elección canónica para sumo pontífice?”. Una vez recibido el
consentimiento, le preguntó: “¿Con qué nombre quieres ser llamado?”.
El nuevo pontífice de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana tomó un
nombre “imprevisto e inesperado”, símbolo de una “renovación radical”, un
nombre que “recuerda al Santo de Asís y su radicalidad en la imitación de
Cristo”, apunta el periódico L´Osservatore Romano en su
editorial “La fuerza de un nombre”, publicado el 13 de marzo de 2018, con
ocasión de la efeméride.
Nombre que evoca la figura de San Francisco por tres razones: la
atención y la cercanía con los pobres –recomendada al nuevo pontífice por “un
gran amigo” (el Cardenal brasileño Cláudio Hummes que estaba a su lado en
la Capilla Sixtina)–, la predicación de la paz y la protección de la
creación, escribe el diario del Vaticano.
Tres componentes del mensaje cristiano que caracterizan los días del
primer Papa americano, el primero que es no europeo durante casi trece siglos y
el primer jesuita.
Periferias “reales y metafóricas”
El diario del Vaticano subraya cómo Francisco indicó “la necesidad de
que la Iglesia surja en las periferias reales y metafóricas del mundo para
anunciar el Evangelio”, líneas con tinte misionero que Francisco ya dibujó
antes del Cónclave, siendo Arzobispo de Buenos Aires, y que en unos pocos meses
se desarrollaron en el largo documento programático Evangelii gaudium.
“Alegría, sí, a pesar de las persecuciones y el martirio de muchos
cristianos, a pesar del desequilibrio que crece entre el norte y el sur del
mundo, a pesar de la guerra mundial `en capítulos´ tantas veces
denunciada, a pesar de la devastación del planeta, en detrimento de los
pobres, descrita en Laudato Si’, una encíclica recibida con interés
y esperanza también por muchas personas que parecen no reconocerse en la
Iglesia”, señala L´Osservatore Romano.
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